Aquí me tienes. Estamos una noche más tú y yo, a solas pero acompañados. Tan sólo nosotros sabemos la de cosas que hemos vivido y los secretos que nos hemos contado a altas horas de la madrugada. Es por ello por lo que elijo este momento, nuestra última noche juntos, para despedirme y dedicarte mis últimas palabras.
Y es que no me podía ir sin darte las gracias. Gracias por acogerme cuando más lo necesitaba. Gracias por darme un idioma, la oportunidad de cambiar de carrera y de cumplir mis sueños. Gracias por regalarme momentos que jamás olvidaré. Gracias por cuidar de la que hoy es mi mujer y permitir que también ella se forme y vuelva a casa con la experiencia que buscaba. Gracias por abrirnos la mente, presentarnos a parte de la familia que no se encontraba a priori en nuestro árbol genealógico. Gracias por hacernos más fuertes.
He de reconocer que no ha sido una relación fácil. Al principio no quería estar contigo… Puedes llegar a ser muy absorbente, y eso agobia. No permites que pase tiempo con nadie más, siempre poniendo problemas: tus anocheceres a las 15:00, tu lluvia enmascarada, las largas distancias o tus precios prohibitivos no ayudan precisamente en el día a día, y eso acaba quemando.
Pero en el fondo, y con el tiempo, me di cuenta de que tienes buen corazón y es entonces cuando acabé rindiéndome a tus encantos. Comprendí que a veces no es la cantidad sino la calidad de los encuentros con mi gente lo que cuenta. Entendí la importancia de una buena peli en Netflix bajo la manta. Valoré tus días soleados y esos paseos por tus verdes parques. Me ayudaste a poner los problemas en perspectiva y a acostumbrarme al cambio. Me hiciste ver que no hay imposibles sino prioridades, que no existe la distancia en un mundo conectado y que nunca es tarde para empezar de cero. Me convenciste de que con miedo no se llega a ninguna parte.
Reconozco que yo tengo mis defectos, y creeme cuando te digo que estoy trabajando para corregirlos… Pero ya que me preguntas, me veo obligado a compartir tres áreas en las que creo hay margen de mejora, por si acaso nos volvemos a encontrar:
Creo que deberías de dejar de mirarte tanto el ombligo, alzar un poco la mirada y valorar más lo que tienes a tu alrededor. Puede que estés “taking for granted” cosas que igual vas a echar de menos si finalmente sigues adelante con el artículo 50, y es que eso del Brexit sigo sin verlo… y si de paso aprendes a decir un “hola” “salut” o “hallo” mejor que mejor.
Puede que la gente confiara más en ti si tus “sorrys” fueran más sentidos, y tu feedback más directo. No me malinterpretes, creo que eres muy educada, sobre todo a nivel profesional, pero a veces no pasa nada por decir que “no” en vez de “I strongly recommend…”.
Y por último, y no por ello menos importante, añade un poquito de sal a tu vida! Que a veces eres un poquito sosa “mi arma”! Que no pasa nada por dar dos besitos al presentarte, un abrazo cuando quieres tener una muestra de cariño con un amigo o simplemente el tener un detalle sin esperar nada a cambio. Que ya sé que el capitalismo se creó aquí pero que a veces hacer las cosas “de gratis” aunque sean con tus amigos, sientan mejor!
Y bueno… qué más decirte…
Pues que te voy a echar de menos. Lo sé porque pese a dejarte, no me siento especialmente feliz al escribir estas palabras y eso lo que demuestra es que en el fondo te quiero. Soy consciente de que me has dado más de lo que me has quitado y por ello te estaré siempre agradecido.
Hablaba hoy con mis padres desde aquí por última vez, y me preguntaban “¿Cómo te sientes?” Y creo que me siento igual que cuando aterricé… Me siento vivo y joven (aunque algo más viejo). Contento y triste. Emocionado y asustado. Orgulloso pero con mucho respeto a lo que pueda venir…
“Respeto a lo que pueda venir…” Quizás eso sea lo que más me preocupa. Es mucho tiempo fuera y soy consciente de que la vuelta no va a ser fácil. Que la situación en España sigue sin ser la mejor. Que el choque cultural va a ser… interesante… y que las cosas no se han quedado paradas donde las dejé… ¿y si no encajamos en este puzzle? Antes pensaba que siempre me podría volver… pero quizás ya no me acojas con los brazos abiertos como hiciste hace 6 años…
En fin… que espero verte pronto por España, a tí y a todos los amigos a los que me has presentado en estos años. No quiero que esto sea un adiós si no un hasta luego.
Mucha fuerza y ánimo por los recientes y lamentables sucesos ocurridos en Westminster. No dejes que los terroristas te quiten la sonrisa y aprovecha para unirte a los tuyos más que nunca.
Nunca olvidaré todo lo que has hecho por mí y no dudes que si algún día tengo peques, los mandaré de visita…
Con cariño,
Sergio López
PS: Otra vez nos han dado las 5:00. Otra vez me acuesto con una sonrisa. Como en nuestros mejores días noches… si es que en el fondo formamos un gran equipo (#dreamteam). Nos vemos pronto compañera!
Tú todavía no lo sabes, pero he estado hablando seriamente con tu amigo 2016. Ese que sale del ring riéndose a carcajadas con los brazos en alto, dándote el relevo con aires victoriosos.
Empiezas a asomar la cabeza y no la ves ni de venir. Llevo entrenando y cogiendo carrerilla desde hace ya unos meses. Voy hacia ti con el puño derecho cerrado y con ganas, muchas ganas. Dicen que el que da primero, da dos veces. Dos van a ser pocas. Te van a temblar hasta las orejas.
Y es que ya he aprendido la lección. Eso de empezar el combate deseándote un feliz año con una sonrisa en la cara es una mariconada (con perdón). Está muy visto, y es lo que esperas. Por eso te tengo algo nuevo preparado…
Esperas que mientras doy esos pequeños saltitos en el ring y chocamos los puños, te cuente mis cuatro planes del año y te pida educadamente un par de cosas…como si fuéramos amigos. Esperas que mire por la ventana al horizonte tras comerme las doce uvas pensando que el año que entra será mejor que cualquier otro que se ha ido. Pero este año es diferente. Puedo verte. Puedo ver como tú, en cambio, apuntas todo lo que te digo en un papelito, y sin esperar ni a que me de la vuelta tachas la lista, conviertes el folio con ilusiones en una bola de papel arrugada, lo tiras al suelo, lo pisas y lo orinas, con desprecio. Porque en el fondo te la suda. Tu ya estás haciendo tus planes para mi y para el resto de los mortales.
Estoy seguro que eso fue lo que hizo tu amiguito el año pasado. Ahora que lo pienso… creo que entiendo sus carcajadas al salir del ring… Lo que se ha tenido que reir dejándonos un año sin gobierno, y viendo como nuestros políticos eran incapaces de ponerse de acuerdo durante cerca de 12 meses. Anda que, ¿con la segunda final de Champions perdida? No sólo añadió un penalti fallido, si no que nos llevó a la prórroga y a la tanda de penaltis. Qué hijo de puta. ¿Y con lo del Brexit? ¿Descojonado no? Ni en España ni en Reino Unido.. debió pensar. Seguro que no se le ha olvidado la cara de gilipollas con la que me quedé esa mañana… Aunque veo que su estrategia es lo de dejar lo mejor para el final… porque ese regalito de Donald Trump… esa si que no la ví ni de venir. Noqueado. Vamos a tener que irnos a la Luna para encontrar algo de paz y tranquilidad porque lo de Siria, Berlín, París, Niza, Bagdad, Bruselas, Estambul, Kabul, Dalori, Orlando, etc. ¿Eso seguro que no queda ahí verdad?
Pues déjame que te diga, lo tienes complicado. Tu colega te ha dejado un buen legado, pero tú… Tú estás demasiado confiado.
Estás confiado porque te crees que me he quedado de brazos cruzados. Estás confiado porque no eres consciente de que ya no soy uno, me he fusionado y transformado en superguerrero. Estás confiado porque creo que no te has dado cuenta todavía de que aquí recibimos, pero también damos. Que nos caemos pero también nos levantamos. Que no nos rendimos tan fácilmente, y si no pregúntale a mi madre. Estás confiado porque te crees que me voy a dar por vencido a la primera de cambio, pero nosotros somos de luchar hasta que cumplimos nuestros sueños. Déjame que te diga, habéis podido ganar una batalla, pero no la guerra.
No sé lo que te traes entre manos. Eso de no mostrar tus cartas me gusta. Por ello te respeto, pero no te tengo miedo y no voy a dejar que condiciones ni un poquito mi vida.
Te recibo con un cuchillo entre los dientes. No esperes salir ileso de esta. Porque son en los años duros, en los momentos complicados y en las crisis dónde más aprendemos. Y creeme, hemos aprendido la lección.
La lección de no esperar nada de tí por la cara. Que el que algo quiere algo le cuesta. La lección de que nos tenemos que sacar nuestras propias castañas del fuego. Que el éxito sólo es fruto del esfuerzo y no de si vemos o no una estrella fugaz en un cielo cada vez más apagado. La lección de que para cambiar algo hay que empezar por hacer las cosas de forma diferente. Que hay que dejar el miedo atrás y los objetivos delante. La lección de que nosotros mismos somos nuestro peor enemigo. Que la unión hace la fuerza.
It always seems impossible until it´s done
Nelson Mandela
Por eso déjame que te diga. Este blog, ya no es sólo un blog con mis tonterías y mis aventuras. Ha cambiado. Mejor dicho, ha evolucionado. Ya no sólo se trata de mantener informado a mis amigos de cómo nos trata la vida. Se trata de unir fuerzas con todo aquel que quiera combatir y luchar por sus sueños, sin importarle los planes que nos tengas preparados.
Lo sé, somos pequeños. Tan pequeños que todavía no tenemos suficiente voz para que escuches este mensaje. Pero como soy un tío legal y al fin y al cabo esto del boxeo es un deporte oficial, quería avisarte. Esta misma noche, a eso de las doce recibirás la primera castaña nada más entrar en el ring. Así, rollo “bienvenida” para quitarte esa sonrisilla de payaso que traes. Eso sí, hay que cumplir con las reglas: juego limpio. Nada de mordiscos en la oreja ¿vale cara anchoa?. Pues eso, nos vemos en el ring. Estoy impaciente.
Qué aburrida sería la vida si a todos nos gustaran las mismas cosas, quisiéramos el mismo trabajo, casa, coche o tuviéramos los mismos sueños…
Pese a ser consciente de que todos somos diferentes y de que buscamos distintas cosas, parece que todos necesitamos dos elementos para cumplir nuestros sueños.
El primero, es la aprobación de los demás, el guiño y la sonrisa cómplices. Sin ellos, y sin tener la personalidad suficiente, pueden surgir las dudas, y con ellas el miedo
No os voy a mentir, yo siempre he necesitado ese apoyo de mi familia, pero he tenido la suerte de contar siempre con él.
Con el paso de los años, los sueños van cambiando, y a veces, la forma en la que los enfocamos.
De pequeño soñaba con ser futbolista. ¿Mi plan a 5 años? El de cualquier niño de mi edad… apuntarme a un equipo, jugar, mejorar y divertirme. Mis padres me llevaron a cada entrenamiento, a cada partido… hasta me apuntaron un verano a la escuela de fútbol del Sporting de Gijón. Conseguí ganar campeonatos de fútbol sala a nivel local, provincial, autonómico… Jugamos el campeonato de España donde quedamos terceros. Entrené con la selección de Andalucía… hasta que decidí dejarlo. ¿Por qué? Creo que fue falta de fé, falta de tiempo al coincidir entrenamientos con la Universidad, y posiblemente falta de calidad (aunque me considero mejor que Arbeloa por ejemplo jaja).
Mi siguiente sueño, y puesto que no pude ser futbolista, fue trabajar en el mundo del marketing en el deporte, bueno… concretamente en el Atleti. ¿Mi plan a 5 años? Aprender inglés, aprender marketing, aprender gestión de entidades deportivas y coger 2-3 años de experiencia hasta intentar dar el salto. Mis padres una vez más me apoyaron y me dijeron que era capaz de todo. Así que tras mi primer máster, me fui a Irlanda, me apunté a la Universidad a distancia donde estudié marketing, y en mi vuelta a España hice el máster de la RFEF de Gestión de Entidades Deportivas. Mientras, trabajé en la Federación Andaluza de Atletismo (donde cobraba 5 céntimos por dorsal impreso) para posteriormente coger experiencia en departamentos de marketing de una start up. Tras 5 años desistí. ¿Por qué? Creo que fue de nuevo la falta de fé, cuanto más avanzaba más grande me parecía ese sueño y más me alejaba.
Mis últimos sueños fueron: a nivel profesional, y tras empezar a llevar (malamente) alguna campaña de AdWords, trabajar en Google. Y a nivel personal, estar con la que pensaba podía convertirse en la mujer de mi vida. ¿Mi plan a 5 años? Mudarme a Inglaterra, dominar el inglés, aprender todo lo que pudiera de Google AdWords, y coger experiencia en alguna agencia hasta intentar dar el salto cuando volviera a España. Mis padres una vez más confiaron en mí. Así que dejé todo y me fui a vivir con Bea, estudié inglés durante un año, me saqué los exámenes de Google, trabajé de gratis en el departamento de Marketing del instituto de Colchester, nos mudamos a Londres donde encontré trabajó en Periscopix (la que considero la mejor agencia de marketing digital de Londres) y de ahí, pude dar el salto a Google. Tres meses más tarde, Bea y yo nos casamos. Lo había conseguido. Estaba en Google y casado con la mujer con la que quería estar. ¿Por qué? Creo que fue la fé ciega en lo que estábamos haciendo, eso y el no centrarnos en un objetivo concreto, sino en el camino que recorríamos.
Releo posts antiguos y revivo todo por lo que hemos pasado para conseguir esos sueños… La mayoría no sabe que yo me habría ido antes al extranjero, pero al ser el único miembro de mi familia que tenía trabajo por aquel entonces, el sentimiento de responsabilidad me lo impedía. Tampoco saben que encontré el trabajo en Periscopix cuando me quedaban £170 en el banco. Que tuve que ir al médico en varias ocasiones por subidas de tensión o que alguna mañana que otra lloré de estrés camino del trabajo. A veces, no todo es tan fácil como parece. De la misma manera, y pese a conseguir nuestros sueños, es difícil explicar lo que se siente al llevar tantos años fuera de tu país, al perderte tantos eventos especiales, al estar alejados de los tuyos…
Cuando analizo esos tres ciclos de 5 años, recuerdo cómo en cada uno de ellos siempre había gente que veía mis sueños como imposibles, inalcanzables. Lo hacen sin maldad, de hecho intentan “protegerte”. Había gente que me decía que estaba huyendo de algo. Otros que decían que se me estaba yendo la olla “tal y como están las cosas en España, tú con trabajo fijo, y te vas a ir a la aventura… estás loco!”. Reconozco haber sentido ese miedo, esa inseguridad.
The only thing we have to fear is fear itself
Franklin D. Roosevelt
Si hay algo que he aprendido es que cada uno tiene que intentar vivir la vida que quiere vivir. Que lo que hace feliz a los demás no tiene por qué hacerme feliz a mi, o igual sí, pero no tenemos porqué coincidir en el tiempo. Que todos de alguna manera u otra juzgamos a los demás y que hay que tener suficiente personalidad y estar seguro de uno mismo para no dejar que eso nos afecte o influya en nuestros planes. Ni siquiera nuestros padres.
Hace un par de años, cuando fuimos dos semanas de vacaciones a Tailandia, nos encontramos con una pareja que también vivía en Londres y que habían decidido darse un año sabático para viajar. Lo primero que les dije al conocer su historia fue “qué envidia!” y la chavala me respondió algo que nunca se me olvidará “envidia por qué, si realmente quieres, tu también podrías”.
Por un momento, me paré a pensar en miles de excusas para responderle, “qué sabrá de mi vida como para decirme eso”. Ella aprovechó ese silencio para decirme: “La vida al final son decisiones. Nosotros decidimos ahorrar durante dos años para cumplir nuestro sueño. Podríamos habernos comprado una casa, salir más de marcha, cenar más fuera, hacer pequeños viajes… O podríamos haber cogido el ascenso en el trabajo, crecer a nivel profesional y seguir ahorrando…Podríamos haber vuelto a España y empezar de cero con ese colchón…” No hacía falta que siguiera, me había convencido.
Tenía razón. Sólo le faltó añadir la segunda cosa que comentaba en los primeros párrafos de este post que hacía falta tener para cumplir con nuestros sueños, salud. La tuya y la de los tuyos. Si tienes salud y personalidad deberías tener todo lo que necesitas para cumplir tus sueños. Bueno, eso y un plan…
En una clase que tuve con una management coach, le hice una pregunta “Imagínate que supieras que algo es 100% imposible de conseguir, algo demostrado científicamente. Sin embargo tu equipo no está de acuerdo y quiere intentarlo. ¿Les dejarías pese a la posible “pérdida de tiempo”? Su respuesta fue rotunda “Por supuesto. Por dos motivos. El primero, que si no lo intentaran les privarías de aprender miles de cosas por el camino. El segundo, porque si no se hubieran intentando cosas “imposibles” en el pasado hoy en día no existirían los aviones, no se habría llegado a la luna ni existiría la cura de ciertas enfermedades…”.
Si hay algo que tengo claro es que cuanto más grande sean los sueños que tenga, más entretenido voy a estar el resto de mi vida. Es por ello por lo que sueño con ser el mejor padre, marido e hijo del mundo. Sueño con tener un trabajo que me permita tener un estilo de vida diferente al que hay implantado en la sociedad. Sueño con ayudar a mucha gente con algo que yo sepa y ellos no. Sueño con cambiar algo del mundo que no me guste. Sueño con viajar. Sueño con que cuando llegue al final de mi vida, pueda mirar para atrás y poder decirme a mí mismo “Parecían sueños imposibles pero igual es verdad eso de – Kien no arriesga, no gana. Buenas noches soñadores”.
La gente que está lo suficientemente loca como para pensar que pueden cambiar el mundo, son los que lo cambian
Poneros en situación, tenéis un amigo, muy cercano. Un amigo que te conoce muy bien. Hasta el punto de saber antes que nadie todo lo que se te pasa por la cabeza, tus ilusiones, tus proyectos, lo que te motiva, lo que te aburre, tus miedos y tus fortalezas, tus pasiones. Sabe cosas que no mucha gente sabe, cosas que realmente sólo te guardas para ti. Se trata obviamente de alguien en quien confías, lleváis mucho tiempo juntos, su opinión te importa. Imagínate que un día te lanzas, te abres, y le confiesas tus planes de futuro, que se salen de lo que se considera “lo normal”, algo que no contarías a cualquiera. Entonces, quedas con tu amigo y te dice exactamente todo lo que tanto temías escuchar:
“Lo que quieres hacer es una locura, ya tienes 32 años, quédate como estás, puedes tener una vida fácil, te ha costado mucho llegar hasta ahí. No va a salir bien, no eres capaz de conseguir esos objetivos, no eres lo suficientemente bueno, vas a fracasar, vas a tener que empezar de nuevo desde cero y tirar por la borda lo que tienes. Eres un mierda. Te vas a arrepentir.”
Ahora, responde con sinceridad a estas dos preguntas. ¿Por qué crees que te dice todo eso si te conoce tan bien? y por otro lado, ¿qué le dirías a tu amigo?
Igual te sorprendes, pero todos tenemos a ese amigo con nosotros. Somos nosotros mismos. Ese es tu “Yo” interno que se apodera de tu otro “yo” y te acojona cuando has de tomar decisiones importantes, cuando decides salir de tu zona de confort en busca de algo diferente, cuando decides cambiar. Pero no lo hace de forma razonada, busca el machaque, algo desmedido para hacerse notar, para conseguir meterte el miedo en el cuerpo que haga que des marcha atrás.
No necesito que ese amigo me diga de lo que soy o no soy capaz, ni que me meta miedos con cosas que ya he considerado. No necesito a nadie que me diga el tipo de vida que me conviene porque sólo Bea y yo sabemos el tipo de vida que nos gustaría tener. No necesito gente negativa a mi lado. Quiero gente luchadora, valiente y con energía positiva. Quiero gente con una gran actitud.
Desde mi punto de vista la formación de hoy en día no funciona. Nos intentan enseñar a llevar una vida que no es como lo había hace 30 años. La aparición de Internet ha cambiado el mundo y parece que no mucha gente se ha dado cuenta de las oportunidades que se abren. El trabajar de 9:00 a 20:00, para seguir estar conectados 24 horas. El comprobar tu correo en vacaciones si no quieres tener 1,500 a tu vuelta. El tener que estar fuera de tu país o de tu ciudad para encontrar oportunidades. El tener que estar lejos de los míos. El no tener una estabilidad para poder tener una familia cuando uno quiera. El vivir para esos días de vacaciones, que nunca son lo suficientemente largos. Lo siento, pero no me conformo con ese tipo de vida. O mejor dicho, necesito al menos intentar luchar por lo que yo querría tener.
¿Mi respuesta a las dos preguntas de antes? Realmente creo que lo que intenta hacer nuestro amigo es protegernos, no lo hace con mala intención, pero eso es solo el miedo, y el miedo es mejor dejarlo a un lado.
¿Y lo que le diría? Yo lo tengo claro: ¡Comeme los huevos! Y de paso, dale la vuelta a la tortilla 😉
Antes de seguir leyendo, para un segundo e intenta responder a la pregunta: ¿Qué es ganar?
¿Ya? No, en serio. Hazlo. ¿Ya? Ok…
El otro día leí una historia en un artículo de marketing que me llamó mucho la atención y que quería compartir con vosotros:
“Un anciano, un niño y un burro caminaban hacia el pueblo. El niño iba en lo alto del burro y el anciano caminaba. Por el camino se cruzaron con gente que destacó lo mal que le parecía que el anciano fuera andando y el niño en lo alto del burro. El anciano y el niño pensaron que igual las críticas eran acertadas, así que cambiaron las posiciones.
Más tarde, pasaron por delante de gente que gritó “¡Qué vergüenza, hace que el niño camine!”. Así que cambiaron de nuevo y decidieron andar los dos.
Pronto, se cruzaron con gente que pensó que eran tontos por andar teniendo un burro que podría llevarlos, así que los dos decidieron montarse en el burro.
Fue entonces cuando, al seguir caminando, se cruzaron con gente que los criticaron por poner tanto peso sobre el pobre burro. El anciano y el niño pensaron que igual tenían razón así que decidieron echarse a los hombros al pobre burro. Cruzaron el río, perdieron el equilibrio y el burro cayó y murió ahogado.
¿La moraleja? En marketing, si intentas agradar a todo el mundo, date por perdido.”
La historia me parece genial, pero no creo que se deba aplicar sólo al marketing, sino a la vida en general. A veces nos olvidamos de vivir nuestra propia vida, de hacer las cosas que soñamos con hacer, de arriesgarnos. Y es que, en mi opinión, nos han bombardeado desde pequeños con la idea de triunfar, de que nos vaya bien en la vida, de ganar. Qué curioso, hasta yo llamé al blog “Kien no arriesga no gana”, sin embargo, me faltó cubrir un detalle: ¿Qué es ganar?
Llevo unos meses trabajando en un proyecto que tuve que presentar hace unas semanas en Amsterdam, al responsable de negocios de Google en Europa. Están buscando agencias a nivel europeo con las que llegar a un acuerdo que consistiría en darnos a clientes de Europa, Oriente Medio y Africa, que quieren trabajar con Google pero que, por falta de recursos, Google no puede atender directamente. Si alguien me hubiera dicho que estaría haciendo esto hace 4 años, me habría descojonado en su cara. El viernes pasado, nos confirmaron que, a falta de un voto (crucemos los dedos), hemos conseguido el acuerdo. Esto puede suponer empezar a trabajar con clientes de España, y con la reciente adquisición de una agencia con base en Barcelona, a una posible vuelta no muy lejana. Cómo os podéis imaginar, estoy muy contento, pero sobre todo, muy orgulloso.
Hace 4 años hice las maletas con unos objetivos personales y profesionales que hace tiempo creo haber conseguido con creces. Por un lado, sigo con la persona que, en poco tiempo, me jurará amor eterno. Por otro lado, he aprendido un idioma y he desarrollado una carrera profesional importante en el mundo del marketing digital. Se me han abierto muchas oportunidades. Se me han quitado muchos miedos y complejos. Me considero una persona totalmente diferente a la que llegó. ¿Es eso ganar? Para unos sí, para otros no.
Hace dos semanas volvía de pasar una semana en España. Más de uno de vosotros me dijo, en privado, que si me pasaba algo. Que me notabais serio. Mi padre fue uno de ellos ¿Lo peor? Que me lo digo a mí mismo, que me lo noto. Si no soy capaz de sonreír o transmitir felicidad ni cuando estoy de vacaciones con los míos ¿cuándo lo voy a hacer? Cuando estaba en España, sólo pensaba en quedarme. Ahora que estoy aquí, en trabajo. En trabajo y en irme. En irme lejos durante un tiempo. ¿Es eso ganar?
No me atrevo a discutir muchos de los planes que se me pasan por la cabeza con la gente. No por nada en particular, pero es que creo que no me va a ayudar mucho, porque, como con la historia del burro, todo el mundo tiene una forma diferente de ver las cosas, y quizá lo que tengo en la cabeza no es lo que la gente que me importa pueda tener en la suya. Igual no quiero que me tachen de loco por el hecho de pensar diferente.
Creo que hay tantas formas de vivir la vida como vidas en la vida. Intento prometerme a mi mismo que viviré la mía con mis valores y mis principios, pero no es fácil… No es fácil porque el miedo al fracaso que la sociedad tiene implantado, el sentido de la responsabilidad puede conmigo. Pero ¿qué es fracaso? Es curioso, pero ahora que lo escribo, ahora que lo pienso, siempre recordaré las broncas de mi madre cuando le confesaba, a última hora, que no me iba a presentar a un examen de la Universidad que yo “sabía” que iba a suspender. Fue mi madre la que me enseñó entonces que, fracasar no era suspender, que fracasar era no intentarlo, no presentarme en ese caso. Hubo una vez en la que el orgullo y el miedo me pudo y no me presenté. Pero hubo otra en la que sus palabras hicieron que me presentara, y curiosamente, sacara Notable.
Rejuveneciendo el alma en el Tivoli
Muchos de vosotros me habéis dicho que soy un valiente por dejar todo lo que tenía en España, por venirme aquí sin nada y luchar por lo que quería. He de confesar que sólo me atreví porque mis padres, mi hermana y Bea me apoyaron. Es curioso la fuerza que me da el hecho de que ellos crean en mi. Eso es una vez más, motivo de orgullo, pero también de respeto, porque igual llega el día en que sus miedos hagan que no apoyen decisiones sólo aptas para valientes, y no sé como reaccionaré entonces. Para mi, mi hermana, que quiere ser dueña de su vida y se ha lanzado a montar su propio negocio, Negro Pimienta (blog de creatividad & diseño, al que pronto se incorporará una tienda online – seguidla!) es una valiente. Luismi, es otro valiente, que ha dejado su trabajo para montar su grupo de música, Tarifa Plana (con un disco y puesto número 8 en Canal Fiesta Radio). Alberto, fundador de Sfuerza (entrenador personal online), María, fundadora de Equinoccio (diseño gráfico y web), Javi & Marijke, creadores de Vivir Para Viajar (filosofía de vida & travel bloggers), Juan, creador de la marca Das Sport (marca deportiva) son gente valiente que persiguen sus sueños.
Después de tanto pensar, creo que ya estoy en posición para resolver la pregunta que planteaba al principio ¿Qué es ganar? Habrá tantas definiciones como personas. Para mi ganar es lo contrario de fracasar. Ganar es presentarse a un examen. Ganar es intentarlo. Ganar es luchar por ser feliz. Quien no arriesga no intenta ser feliz. Lo bonito es que cada uno es feliz a su manera, así que dejemos que cada uno intente lo que quiera intentar. Sin prejuicios. Sin envidias.
Releía mi último post antes de ponerme a escribir, y también recuerdo como en nuestro encuentro navideño preguntaba a mi gente por su resumen del 2014. Sin poder ni querer juzgar los resúmenes de nadie, me pareció muy interesante ver como cada uno analizamos el año que se va de forma muy diferente, ¿qué es lo que hace a un año ser bueno o malo? me pregunto. ¿Estaré haciendo mi balance de forma equivocada? ¿Tienes objetivos? ¿Son los objetivos los adecuados / alcanzables? ¿Puede ser que los mismos hechos para alguien resulten en un balance positivo y para otra persona negativo?
No sé si mi forma de entender la vida tiene poco encanto, pero yo intento tener un plan para casi todo. Eso no quiere ni mucho menos decir que lo cumpla, perdería el encanto de salirse por rutas que desconocía, pero me parece importante tener una ruta marcada. Y no, tampoco he sido yo siempre el autor de mis planes, sino preguntarle a Yesi cuantos plannings me hizo y rehizo en la carrera (Yesi, siempre te estaré agradecido). Hablo mucho con Bea sobre la importancia de tener un plan. El caso es que es en base al plan, la visión general, lo que intento tener en cuenta para hacer un análisis, aunque en ocasiones, los pequeños detalles son los que determinarán el éxito o el fracaso.
Inspirado, definiendo objetivos
No sé vosotros, pero cada año me planteo los mismos propósitos de año nuevo: aprender a cocinar en condiciones, perder peso, ponerme fuerte, etc. Es básicamente lo que hacen los partidos políticos con su programa electoral: prometen cosas que luego no cumplen. Ninguna de esas cosas luego entran en cuenta a la hora de hacer mi análisis personal anual, como en la política. ¿Por qué? Por resumir, digamos que puede deberse principalmente a dos razones:
– Porque igual no son objetivos que me interesen tanto como para formar parte de mi análisis anual, lo cual indica que me he equivocado al elegir los propósitos de año nuevo.
– Porque nunca cumplo esos objetivos, sea por el motivo que sea, lo cual indica que o los objetivos no eran realistas o que no quiero admitir mis fracasos y por tanto me equivoco haciendo el análisis.
Una de las cosas más importantes a las que me tengo que enfrentar en el trabajo son las expectativas de los clientes. Antes de lanzar cualquier campaña tengo que entender exactamente qué resultados buscan, necesitan o quieren obtener para estar satisfechos. Intento no lanzar nunca una campaña sin antes tener una respuesta a esa pregunta, de lo contrario, sé que no estaré en una buena posición en el futuro para presentar los resultados y debatir si son buenos o malos. Al fin y al cabo, ellos entienden su negocio mejor que yo y deberían saber lo que necesitan para estar contentos. Con números en la mano, el análisis debería ser muy fácil. También están esos clientes que, pese a haber superado el objetivo marcado inicialmente, siguen sin estar satisfechos… gente insaciable que va modificando los objetivos a lo largo del año porque siempre quieren más. Aunque tengas los datos en la mano, presentar los resultados nunca es fácil, debes tener en cuenta muchos factores internos (tu web, tus productos, tus precios, tus datos históricos…) así como factores externos (competencia, estacionalidad, situación económica…). Es el conjunto de todos los factores los que deben ayudar a determinar si los resultados son positivos o negativos.
Pues bien, soy de la opinión de que en la vida deberíamos hacer algo parecido para determinar si un año ha sido bueno o malo. Y no, no soy un flipado que hace una tabla en excel para analizar como fue el 2014, pero seguro que pillas la idea de lo que quiero transmitir. Todos tenemos situaciones diferentes, de la misma manera que todos tenemos objetivos diferentes. El ser humano tiende mucho a juzgar a los demás sin llegar a conocer cuales son realmente las situaciones de cada uno de nosotros, hay que recordar también que las situaciones reales no son siempre las situaciones que uno quiere vender, que el aparentar es algo que gusta mucho y puede que alguien que dice en encontrarse en una buena situación, igual no lo está tanto, por ello no seré yo quien juzgue a nadie.
Digo todo esto porque desde la distancia, pierdo muchos de los detalles de vuestras vidas, momentos y planes. Me pierdo vuestros objetivos. Os veo las mismas veces al año que a los directores generales de los clientes que llevo para analizar los resultados, momento en el que hay que decir si los resultados han sido buenos o malos. Reconozco que en algún caso me ha sorprendido ver resultados negativos, lo cual me deja con esa sensación de no saber realmente lo que os va pasando o preguntarme cómo estoy haciendo ahora, la forma que tenemos cada uno de hacer nuestros propios análisis. Digo esto porque también me ha pasado que gente que me ha reconocido no haber tenido un buen año, tras alguna que otra charla, me ha venido después para decirme que su año fue mejor de lo que en principio consideró. No sé si sonará egoísta o bonito, imagino que depende de si me veo como director de empresa o como amigo, pero me llenó de alegría saber que su balance era positivo en vez de negativo.
Momentos únicos con amigos
Momentos únicos en familia
Pues bien, tras este pequeño pero intenso análisis, voy a proponer un juego. Voy a dejar aquí escrito mis objetivos para 2015 (algo diferentes a lo que entiendo por propósito de año nuevo), así tendremos todos más o menos la misma información para cuando comunique mi balance a finales de año. Vosotros podéis hacer lo mismo comentando en el blog (en vez de en Facebook en esta ocasión), para así guardar toda la información en el mismo sitio. Cuando baje, nos podemos tomar una cerveza y contarnos como nos fue este año, sabiendo realmente lo que buscábamos de él. Lo bueno es que cada uno somos directores de nuestra propia vida así que sabemos que es lo que queremos y podemos hacer lo necesario para conseguirlo, todo un lujo.
Algo nuevo de 2015: Alquiler furgoneta en Londres
Objetivos 2015:
– Ser un poco menos rata, tratar de disfrutar de ciertos momentos sin pensar en la cuenta de ahorros para la casa.
– Seguir estando cerca de vosotros (familia y amigos) pese a la distancia.
– Seguir estando cerca de Bea. Ayudarla en este paso tan importante que supone cambiar de carrera profesional.
– Viajar: lo único en lo que puedes gastar y hacerte más rico
– Disfrutar más del día a día sin pensar tanto en el mañana (Bea me ha obligado a poner esta)Objetivos de por vida:
– Ponerme fuerte
– Adelgazar
– Aprender a cocinar al menos 10 platos sanos de madre.
Eres bueno y lo sabes. Pon tus objetivos y muéstralo al mundo.