Tras más de 5 años aquí ha llegado el momento. Nos volvemos, dejamos Reino Unido.
Dejamos un país que nos ha dado mucho pero que también nos ha quitado.
Nos ha dado la oportunidad de empezar como pareja, nos ha regalado un idioma. Un país que nos devolvió la ilusión que habíamos perdido y las ganas de aventura. Nos ha dado este blog. También nos ha formado y nos ha dado trabajo, y no cualquier trabajo. Nos ha permitido conocer gente nueva. Pero sobre todo, nos ha abierto la mente y nos ha dado la posibilidad no sólo de ver con nuestros propios ojos lo que hay “ahí fuera” sino de valorar más lo que hay “ahí dentro”.
Por otro lado nos ha quitado. Nos ha quitado horas de luz, nos ha quitado rayos de sol. Nos ha quitado el sabor de la comida, el coche aparcado en la puerta de casa, la sesión golfa de un viernes cualquiera. Nos ha quitado calidad de vida, nos ha quitado tiempo libre. Vivir fuera nos ha robado momentos únicos con los nuestros, con vosotros. Aunque ya no se trata de los momentos únicos, sino del día a día. Nos ha quitado la sonrisa. Y es que muchos de vosotros me habéis dicho en más de una ocasión que me notáis más triste. Quizás teníais razón.
Londres es un burbuja que te atrapa y de la que si te despistas no puedes salir. En estos años hemos crecido a nivel profesional hasta puntos que jamás imaginamos podríamos alcanzar, pero el precio ha sido perder ciertos aspectos en el ámbito personal. Una situación que ya conocíamos y que aceptamos en su día, durante un tiempo.
Pero claro, la pregunta es ¿cuánto tiempo? ¿cuando es suficiente? Todos tenemos valores, circunstancias y respuestas diferentes.
Quien es perfeccionista siempre querrá mejorar. Quien es ambicioso siempre aspirará a más. Quien es avaricioso siempre pedirá más. Parece que nunca hay un límite, que nunca es suficiente. Y eso, en base a nuestros valores, puede resultar peligroso.
Se me acaba el contrato con Google en Marzo. Los que me conocen saben que esto es por lo que llevaba luchando durante años. Por eso cuando me ofrecieron renovar o incluso el hacerme indefinido, me llegaron las dudas. ¿Cómo no me van a entrar? En su día cuando empecé, usé esa fecha, Marzo, como la fecha límite para volvernos. Para entonces ambos tendríamos experiencia de sobra, ya estaríamos casados y estaríamos más cerca de los 33 que de los 32. Pero es entonces, cuando tienes la opción real de renovar, cuando tienes que volver a sopesar y valorar.
La verdad es que la decisión no ha sido tan complicada como pueda parecer. Sabemos que es el momento de mirar más por el lado personal, de acercarnos a los nuestros, y de mirar a otros retos y aventuras. Tras alguna que otra experiencia personal, sabemos que todo puede dar un giro de 180 grados de la noche a la mañana. Pensamos que ya hemos sacado suficiente jugo a este zumo inglés. Es hora de añadir una buena catalana y un mitad a nuestros desayunos.
No se me olvidará nunca uno de los primeros días en el que Bea y yo entramos sonriendo en el metro cuando me dijo “Aquí parece que está todo el mundo amargado. Si algún día me ves así en el tren…sácame de aquí.” Y eso pienso hacer.
Se nos avecinan unas semanas intensas. Hay que reorganizar nuestras vidas, hay que empezar otra vez desde cero. Aunque quizás sea el momento de cumplir algún que otro sueño. Pase lo que pase, volvemos a sentir esa sensación de emoción, volvemos a tener que tomar una decisión importante. Y cuando se toman decisiones…
Y fue entonces cuando me enfundé los zapatos, me agaché para atármelos despacio, como queriendo ganar tiempo, pero con fuerza, como si estuviera seguro de mi mismo, cuando me di cuenta de que empezaba un nuevo camino, una nueva etapa. Es entonces cuando desperté: cinco años después, llegó el momento de ir a trabajar para Google.
Todo sucedió muy rápido. Tras varios meses pensando cual sería la mejor manera y el mejor momento de volver a España, le pregunté a mi jefa las opciones con Periscopix: Barcelona o trabajar desde casa. Ni mucho menos malas opciones, pero es sólo cuando te enfrentas a la realidad cuando te das cuenta de lo que realmente quieres. Barcelona está lejos de mi gente, motivo principal por el que quiero volver, entre eso y Londres, me quedo con Londres. Trabajar desde casa no es algo que me vaya a llenar a largo plazo, y Málaga no va dar a Bea las oportunidades laborales que merece, salvo que las creemos nosotros. Tiene que ser Madrid. Así fue cuando me di cuenta de que Periscopix no era, a día de hoy, la mejor manera para volver a mi país.
Dejar Periscopix no fue nada fácil. Me han dado todo durante tres años y medio: una oportunidad en un mercado en el que no tenía experiencia, formación, gente a la que considero ahora amigos y muchos buenos momentos. Periscopix me ha cambiado la percepción de lo que es un negocio, o de lo que debería ser. Un sitio con directores que se preocupan por su gente, gente inteligente sin una pizca de arrogancia que comparte su conocimiento con una sonrisa en la cara, un ambiente donde se valora el trabajo bien hecho, donde se crece internamente y donde se permiten el lujo de echar a clientes que no tratan bien al personal de la agencia. Un sitio donde te permiten disfrutar del trabajo y de tu vida personal. Siempre les estaré agradecidos.
I will miss you too!
Cuando le dije a mi jefa la situación personal en la que me encontraba y lo que pasaba por mi cabeza, me sugirió que hablara con nuestro contacto en Google para ver si había algún puesto en Madrid, y eso hice. Una pena que no lo hubiera hecho dos meses antes: para cuando pregunté, el puesto que había para Madrid por el que podría haber optado, ya estaba cubierto. Había sin embargo, otro puesto en Londres, que estaba disponible, y por el que finalmente, y tras mucho pensar, decidí coger. La salida fue dura a nivel personal, por todo lo que supone dejar algo que quieres, pero la adecuada a nivel profesional sabiendo cuales son mis objetivos. Es como cuando lo dejas con tu pareja, a la que quieres, pero que sabes no te puede dar lo que necesitas para ser 100% feliz a largo plazo, es siempre más fácil dejarlo cuando te hacen una putada…
Muchos de vosotros sabéis, que Google fue el objetivo que me marqué hace 5 años, cuando salí de Madrid rumbo a Reino Unido, por aquel entonces sólo había llevado una campaña de AdWords para CofreVIP. No demasiado realista, pensaba, pero oye ¿por qué no?, me autorespondía. Think big. Recuerdo hablar con un amigo que por aquel entonces trabajaba en Google, y preguntarle, entre cervezas ¿qué tengo que hacer para trabajar ahí? “Aprende inglés, consigue dos años de experiencia en una agencia, sé bueno en lo tuyo y prueba suerte”. Pfff, no la respuesta que quería escuchar, muchos años de por medio para algo que quería a mucho más corto plazo. Tenía más ejemplos de gente, como Javi Aranda, que se fue a Reino Unido sin hablar una papa de inglés y acabó en Yahoo! , ¿por qué el sí y yo no?, esa competencia sana es a veces el empujoncito que necesitas para retarte a ti mismo.
Think Big
Como todo en la vida, los objetivos van cambiando por el camino, y cuando descubrí Periscopix se me quitaron las ganas de probar en Google, ¿Para qué, si era feliz ahí? Pero bueno, llevamos ya 5 años en Reino Unido y la verdad es que empezamos a echar España demasiado de menos. Cosa que seguramente cambie en cuanto volvamos, porque siempre que me he cambiado de país me ha pasado lo mismo. Pero bueno, esta vez hay otros planes personales, y una persona especial a mi lado. Google puede ser la vía para volver, o abrir nuevas puertas.
Celebrando las buenas nuevas
El contrato con Google es de 8 meses, después de los cuales me quedo a priori sin trabajo. Estoy trabajando con equipos de toda Europa: Francia, Italia, Alemania, Bélgica, Holanda, Austria, Suiza… y lo más importante, España. Uno de los proyectos consiste en trabajar con el equipo de Madrid de cerca, con el que espero congeniar y si hay alguna oportunidad en 8 meses, estar ahí… Ya no sólo hablo de Google, sino de agencias que trabajan con Google. No hay promesas, puede que no sea ni muy realista a día de hoy, pero hay esperanzas: suficiente para mi como para arriesgar…
Escribo este post, para obligarme a pensar cómo me siento. Tras dos semanas en Google puedo decir que me siento orgulloso, contento e ilusionado. Pero al mismo tiempo estoy descolocado, triste y nervioso. Orgulloso de haber conseguido objetivos que en su día no consideraba del todo realistas, contento por la oportunidad de demostrar de lo que soy capaz en lo que considero la empresa más importante dentro del marketing digital e ilusionado, por lo que esto puede suponer en unos meses. Por otro lado, estoy descolocado por la cantidad de cosas que todavía tengo que aprender y los retos fuera de mi zona de confort a los que me estoy enfrentando, triste por dejar algo que me hizo feliz durante mucho tiempo y nervioso por no saber lo que va a pasar dentro de 8 meses. Pero por encima de todo, me siento otra vez vivo: el no saber qué va a pasar en unos meses me pone bastante!
Si hay algo que he aprendido en este tiempo es que hay que disfrutar del día a día, sin dejar de mirar al horizonte de vez en cuando. Con el tiempo, se unirán los puntos del pasado y todo tendrá sentido. Google es otro mundo, y aunque por contrato no puedo decir mucho de lo que hay dentro, sólo diré que ha superado mis expectativas. Los desayunos y comidas gratis como si fueran buffets de hoteles o poder entrenar en el gimnasio de forma gratuita con vistas al London Eye son sólo algunos ejemplos. En dos semanas he aprendido más de lo que habría aprendido en un máster.
Cogiendo calorías por la mañana…
Quemándolas por la tarde…
Ahora toca la vuelta a la realidad, la noche de domingo. Mañana será otro día en el que me enfundaré los zapatos, me agacharé para atármelos despacio, como queriendo ganar tiempo, pero con fuerza, como si estuviera seguro de mi mismo. Será un nuevo día donde tendré que recordarme a mí mismo que voy a trabajar para Google. Un sueño hecho realidad. Espero poder disfrutarlo.
Dicen que todo lo que pase en una despedida de soltero se queda allá donde se haya celebrado, pero es que esta gente es tan grande, que me he visto obligado a compartir con todos vosotros algunos detalles de lo que supuso un fin de semana mágico. En esta ocasión se trata de un post diferente, y es que una imagen vale más que mil palabras.
A todos los que hicisteis este fin de semana posible, GRACIAS. Gracias por juntaros 17 personas, y transformar grupos diferentes en sólo uno. Gracias por sacarme de Londres y llevarme a las playas portuguesas. Gracias por hacerme desconectar durante todo un fin de semana. Gracias por recordarme todo lo que me queréis. Gracias por las risas y por las perrerías, por los bailes y los cánticos, por tanta torta y tanto abrazo. Gracias por saber compaginar el deporte y el alcohol, el aire fresco y el humo, el día y la noche. Gracias por ser como sois. Por vuestra culpa, sólo planteo volverme cada día antes, y por eso también os he de dar las gracias. Gracias por tantos momentos únicos, y gracias por todos aquellos que aún nos quedan por vivir. Sólo os puedo pedir un último favor: pedir la mano a vuestra pareja ya… Estoy deseando organizaros la vuestra! Os quiero hermanos!
No os voy a mentir. He vivido lo del Brexit muy de cerca, pero con la misma relajación con la que vi el España vs Croacia, pensando que al final ganaríamos pese al estar la cosa igualada. Estaba seguro de que nos quedábamos. Y digo nos, porque me considero ya uno más, aunque llevo dos días en los que me veo más fuera que dentro.
Llevo semanas siguiendo el valor de la libra, pero ya había bajado demasiado como para arriesgarme a hacer una transferencia con la que pagar parte de la boda. Lo volví a mirar la noche antes de los resultados, recuperaba con fuerza, buena señal, pensé. Amanecí mucho antes de que sonara el despertador, y tuve que actualizar la BBC en el móvil varias veces para creerme lo que estaba viendo. “Estos británicos son gilipollas”, me salió en voz alta. Desperté a Bea, que, acostumbrada a mis bromas y tonterías, no me creía.
Me metí en Facebook, un muro de lamentaciones. Amigos ingleses que se preguntaban como podían haberse hecho eso a ellos mismos. No conozco a nadie que haya votado por el “leave”.
Me vestí pensando en todas las consecuencias, con el paso de los minutos la incredulidad se iba transformando en dudas, las dudas en rabia, y la rabia en ira. Me monté en el tren, todos teníamos una copia del periódico Metro. Aquí la gente siempre va muy callada en el tren, pero lo del viernes fue un silencio absoluto, sólo se escuchaba el paso de página de periódico. Fue la primera vez en la que sentí estar viviendo un momento político histórico de cerca. Curiosamente, fue también la primera vez desde que vivo aquí en la que me sentí observado. ¿Será así como se sienten los expatriados? Desde luego, yo no hasta ese momento. No era muy consciente de vivir en una burbuja llamada Londres. Muchos de vosotros me empezasteis a escribir por Whatsapp, ¿eso cómo os afecta? ¿Qué tal el ambiente por allí? Mi familia estuvo muy cerca, intentando resolver mis propias dudas. Me sentía solo pero acompañado.
La burbuja de Londres
Llegué al trabajo, todos mis compañeros estaban consternados. Me preparé el desayuno, encendí mi ordenador, y se me acercaron varios compañeros ingleses: “Lo siento” me decían. “Siento vergüenza de ser inglés” añadía otro. Era como si yo hubiera perdido las elecciones. Pasadas las 9.00 todos seguíamos leyendo las noticias, la dimisión de Cameron, las rajadas de Nigel Farage, líder del UKIP (UK Independence Party), donde reconoce que una de las principales promesas de su campaña, es un error… (Ojito con las promesas que luego no se cumplen…)
Nos juntamos unos pocos europeos a discutir lo sucedido. Unos más afectados que otros. Hablamos de solicitud de residencia. De la doble nacionalidad. De posibles efectos dominó. Seguíamos de cerca la caída de la libra. “¿Y si nos pasamos la mitad de los ahorros ahora pese a estar en su mínimo desde 1985? va a seguir bajando?” “Los mercados están aprovechando la situación, en momentos de volatilidad tan altos mejor no mover ficha”. Jaja, me sentí como el lobo de wall street por unos minutos.
La reacción de muchos de nuestros clientes no tardó en notarse. Fue un día de locos con cambios de creatividades que reflejaran lo sucedido para sacar provecho de cambios de divisas, de transferencias internacionales… No dábamos a basto.
El director de Periscopix mandó un email para no sólo mostrar sus impresiones, sino también para tranquilizar a los muchos europeos que trabajamos ahí “pase lo que pase, seguiremos apostando por vosotros”. Los Americanos que han comprador Periscopix, aclaraban que esto no cambiaba los planes de expansión en Europa, aunque quizás si lo ralentizaban. Es muy pronto para dar respuestas.
En el gimnasio no había música motivante de fondo, sino las noticias. La tienda donde me compro el lunch todos los días, también de europeos, compartía conmigo su preocupación. La hora de las cervezas en el trabajo, no se llevo a cabo como en otras ocasiones. Es como si hubiera un luto no oficial. Estaba con la misma gente de todos los días, pero todo era diferente. Dieron las 17.30, y lo único que me apetecía era ir a casa y desconectar. No lo conseguí, seguí leyendo periódicos, viendo videos de reacciones de entendidos economistas, empresarios y periodistas. No pensé que todo esto me pudiera afectar tanto.
Hoy amanecí, y todo sigue parecer descolocado. Sigo reflexionando bajo la lluvia de Junio, casi sin ser consciente de que mañana es mi país el que toma una decisión igual de importante. ¿Mis reflexiones? Si te interesan puedes seguir leyendo.
Como extranjero, acepto y respeto los resultados de un referéndum que ha tenido una participación histórica del 73%. Lamentablemente hay muchas cosas que no comparto y otras que me enfadan. Pero como dice mi compi de piso, Luisito Ochoa, ajo y agua.
Me sorprende que en una votación de tal calibre, se de por bueno un resultado con menos de un 2% de diferencia. ¡Hasta para los exámenes medianamente serios hoy en día te piden más de un 5!
Me indigna que ante una decisión que va afectar a tantas generaciones no se consulte a chavales de 16 o 17 años, con edad suficiente como para conducir en UK por ejemplo. Viendo los resultados por edades, igual estaríamos hablando de otra cosa. Me asombra ver como gente que, lamentablemente no va a poder “disfrutar” de los resultados que esperan conseguir, decidan la vida de los que no pudieron votar.
Porcentaje de voto por edad
Me irrita la falta de profesionalidad de los medios a la hora de informar y formar a la población. Yo trabajo con datos, y entiendo que hay tantas formas de interpretar los datos como intérpretes. Pero en realidad, los hechos son los hechos. Que cada uno los interprete como quiera, pero que la gente no compare peras con manzanas. Hay gente que ha votado sin información, o peor todavía, con información equivocada: Exportaciones, importaciones, lo que se recauda con tasas que pagan emigrantes, lo que se gasta en benefits que piden los extranjeros, alquileres, empleos que se generan, riqueza cultural, etc.
Me enfada ver muchas entrevistas a gente que ha votado por salir, pero que en tan sólo 24 horas ya se han arrepentido de su voto por no entender las consecuencias del referéndum. Me aterra comprobar como muchísima gente todavía se preguntaba el significado de la Union Europea o Brexit una vez las urnas ya estaban cerradas como publica este artículo. Yo creo en la democracia pero ¿De verdad se puede dar a la gente el poder de votar sobre algo tan importante? Desde mi punto de vista hay muy poca gente lo suficientemente cualificada como para poder tener en cuenta su opinión al respecto. ¿Cuál es el papel de los políticos, analistas y expertos en el tema entonces? Me parece una falta de responsabilidad la convocatoria de dicho referéndum por parte de Cameron. Ahora sólo cabe esperar solicitud de otros referéndums del resto de países, para hacer la gracia completa.
Sólo el tiempo dará respuestas a tanta pregunta e incertidumbre. No cabe duda que lo que ha pasado hace dos días afectará nuestro futuro, y aunque mi tiempo en Reino Unido esté ya casi agotado, puede cerrarse una puerta de vuelta que me aportaba tranquilidad. Si miro hacia adelante, veo otras elecciones que van a determinar la situación de mi país. Un país donde ya decidimos lo que queríamos hace unos meses pero en el que los políticos no han sabido ponerse de acuerdo. ¿Total, por qué van a hacer su trabajo si pueden hacernos decidir por ellos? Hay que ser muy incompetente y tenerlos muy gordos para llevarnos donde nos han llevado, pero hay que tenerlos todavía más para ponerse delante de una cámara y decirnos a la cara que no se van a reunir por X, que no pueden pactar por Y o que ahora tenemos que volver a votar por Z.
Viendo como está la cosa parece estar claro lo que va a pasar, y no me gusta un pelo. Pero como leí el otro día “El mismo agua que endurece un huevo, hablanda una patata. No son las circunstancias las que importan, sino de qué estás hecho”. Y en eso amigos, parto con ventaja. He superado la derrota de dos Champions League. Una en la prórroga y la otra en los penalties. Yo, estoy hecho del Atleti. Yo seguiré luchando. #nuncadejesdecreer
Hablaba con Bea el otro día de lo mucho que habíamos cambiado en los últimos 5 años. El vivir en otro país, el pasar de los años y las experiencias personales y de los que nos rodean, son algunos de las motivos que nos han hecho cambiar. Basta con leer posts de hace tres años para notar un cambio en mi forma de escribir, el tono o los temas a tartar… me he dado cuenta de que con el blog, he pasado de contar lo que vivía, a reflexionar sobre lo que me pasa, para pasar a vivir en base a mis reflexiones y mis valores.
Y aquí estoy, un Sábado lluvioso reflexionando…viendo como unos más que otros, pero todos nos quejamos de algo.
¿Tenemos motivos? Sí, unos más que otros… y curiosamente los que menos motivos tienen son los que más se quejan. He de reconocerlo, me molesta, y mucho. Y lo que más me molesta es que soy tan culpable como todos vosotros. Me quejo del frío del invierno, del estrés del trabajo, de mis dolores de espalda, de la situación de España, de la incompetencia de los politicos. Me quejo del compañero cara dura, del envidioso y del egoísta. Me quejo del amigo que no está y del pesado. Me quejo de lo que no tengo, y cuando tengo, de no ser suficiente. Me quejo por quejarme y no hago nada al respecto.
Qué cojones tengo. ¿Qué coño sabré yo de la vida? Me rio de los problemas que tenía de niño igual que me reiré en unos años de los problemas que tengo ahora. No es nuestra culpa (o sí…), así es el ser humano, y sobre todo nuestra generación, los millennials. Esa generación de 1981 al 2000 a la que le ha faltado de poco o nada. Una generación en la que ellos mismos, nosotros mismos, somos nuestros propios héroes, en lo que todo gira en torno a nosotros y que no tenemos o asumimos la culpa de nada de lo que nos pasa. De nada malo, que de lo bueno sí que tenemos méritos, salvo que sea algo bueno que le pase a los demás, que entonces será suerte. No hay empatía.
Eso es, lógicamente, la norma general, pero siempre hay algún despistado que se sale de la norma, y esos son los que a mi me interesan. Hay muchos pequeños héroes que dicen mucho sin abrir la boca. Héroes que están entre nosotros y que nos dan lecciones gratuitas de vida. Esa es la gente de la que hay que rodearse. El hijo que no se separa de su madre en los momentos malos, el que no deja que pase 7 días desde que pierde trabajo hasta que encuentra otro, el que no desiste tras 7 años en el desempleo, el que afronta un problema de frente, el que sonríe en los momentos malos, el que llora en los buenos, el que no deja que un amigo se salga del camino, el que coge las maletas y se va cargadas de ilusión, el que vuelve con las maletas cargadas de experiencias, el que vive y es feliz sin clamarlo a los cuatro vientos…
Como mi abuela, todo un ejemplo
Es hora de hacer un poco de autocrítica. Es hora de mirar un poco a nuestro alrededor y de poner las cosas en perspectiva. Es hora de valorar de lo que somos dueños, en vez de de lo que carecemos. Es hora de cambiar el rumbo de las cosas que no nos gustan en vez de seguir como borregos. Es hora de ser un poco considerado con los demás en vez de mirarnos el ombligo. Es hora de levantar la cabeza y decidir las lentes con la que queremos ver la vida, puede que sea tan sencillo como eso. No dejes que la vida te meta una hostia para abrir los ojos. Despertemos y elijamos como queremos vivir la nuestra, y si no nos gusta lo que hay, hagamos algo por cambiarlo en vez de quejarnos. Hagámonos ese favor mutuamente, por favor.
Una vez más cierro el año satisfecho de lo que dejamos atrás e ilusionado de lo que queda por delante. Llevo haciendo balances cada Nochevieja desde que tengo uso de razón, así que este año he decidido hacer un ejercicio diferente; voy a dirigirme a mi yo del futuro, al Sergio de dentro de 20 años, no sólo para recordarle algunas cosas sino también para ver si conseguí cumplir alguna de las cosas que me planteo a día de hoy.
“Querido yo,
Espero que estés bien de salud y que los problemas de espalda te dejen hacer vida normal. Imagino que ya sí que sí estarás calvo 100%, espero que no hayas caído en el tema del injerto de pelo y lo lleves con naturalidad, pero que hayas sabido jugar con tu barba para mantenerte sexy.
Uno de tus objetivos en 2016 era cambiar tu estilo de vida, llevar una dieta equilibrada y mantener el deporte como parte de tu día a día. Que sí, que estás muy liado y eres un currante, pero que el que quiere puede, y si ahora mismo te puedes disfrazar de Papa Noel sin ponerte un cojín bajo la camisa, querrá decir que has fracasado en tu intento. No busques excusas, y recuerda, dicen que nunca es tarde.
¿Has podido celebrar una Champions con el Atleti? No lo pasaste excesivamente bien con la décima del Madrid, pero tampoco te supuso ningún trauma y estabas orgulloso de lo que consiguieron. Te recuerdo, que antes de aquel minuto 93, no estabas tan eufórico como pensabas que estarías tras conseguir la primera, era una bonita sensación, pero tampoco tenías pensado salir de fiesta ni emborracharte así que nada, todo con filosofía. Eso sí, espero que el Cholo siga por ahí dando instrucciones a los chicos, y sino a ver si puedes hacer que vuelva, nos iba muy bien con él.
Me dirijo a ti principalmente para recordarte un par de cosas. Hace 20 años, te preguntabas que sería de tu vida, tenías muchos planes y muchas ideas en la cabeza, pero también muchos miedos. Hace 20 años tenías que volver a separarte de los tuyos camino de Londres, estabas genial a nivel profesional y por fin habías empezado a ahorrar, pero echabas en falta muchas cosas a nivel personal: echabas de menos a familia y amigos. No vivías mal, pero cada vez que bajabas a España te dabas cuenta de que la calidad de vida que hay en el sur, no la encontrarías por el norte. ¿Qué ha sido de ti, estás ya en España? Apuesto a que estás por Madrid aunque tu sueño era acabar en Málaga, ¿me equivoco?
Esos ratos en familia
Hace 20 años eras consciente de que entrabas en los años en el que el matrimonio o los niños estaban a la vuelta de la esquina. ¿eres padre no? ¿y salió blanco? ¿Has sido tan buen padre como siempre prometiste ser? Desde luego tienes buenos ejemplos a seguir así que nada de excusas… Haz los deberes con ellos, juega al fútbol los fines de semana y aprovecha a aprender a cocinar con los macacos, si es que todavía eres un paquete en ese campo. Si has conseguido que te salgan del Atleti la mitad del trabajo está hecho, son buena gente seguro. La parte de los ligues… esa déjasela a Bea… Y no te enfades si Sandra los está mal criando un poquito, ¡siempre dijo que lo haría y que sería la tía guay!
Practicando
Esos ratos con amigos no tienen precio
Bueno, ¿y qué es de ti? A nivel profesional tenías muchas dudas de lo que pasaría con tu futuro. No te veías jubilándote en el extranjero, pero tampoco sabías cual sería el mejor plan para cuando volvieras. Tu sueño siempre fue montar tu propia empresa pero igual tus miedos pudieron contigo. Recuerda que siempre que superaste tus miedos te fue bien, que cuando dejaste todo para irte al extranjero fue una decisión arriesgada de la que hoy te alegras. Recuerda que a veces lo más seguro es ser arriesgado. Recuerda que siempre te has dicho que a la hora de mirar para atrás, prefieres haber intentado las cosas aunque no salgan como esperas, a vivir con el arrepentimiento de no haberlo intentado. Recuerda que no eres un cobarde y que siempre te quedará volver a lo que hacías antes, con lo que también estás contento.
Oye, y ¿como han ido los viajes? ¿Has vuelto a la zona de Tailandia como querías? Hace 20 años eras consciente de que no tendrías muchas oportunidades para viajar todo lo que te gustaría, que si hay algo que te falta, es tiempo. Y no creo que ahora con los peques tengas más precisamente. En serio, es el mejor regalo que te puedes hacer. Regálate algo de tiempo si es que no lo has hecho ya para descubrir países nuevos y para disfrutar de lo desconocido, de nuevas culturas, para inspirarte en playas vírgenes, para en el futuro poder cerrar los ojos y sonreir de todo lo que has vivido, esas serán las historietas de las que hablarás con Bea en la mesa camilla con el brasero antes de ver Salvados, ¿Por qué… lo seguirán echando no? Que grande era Jordi Évole.
En fin, que sea lo que sea lo que te depare el futuro, no pierdas la ilusión por la vida y por tus sueños. Que aunque te tachen de loco, hagas lo que realmente te sale de dentro, que vida solo hay una, y cada uno la vive como quiere. Sigue arriesgando, sigue viajando, sigue sonriendo. Y recuerda siempre que, quien no arriesga, no gana.
¡Feliz 2016, 2017….2035!
PD: Dile a Bea que la quieres, y cuídala todos los días. Es lo que te mantiene vivo.