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Un mes lleno de subidas y bajadas, como si de una montaña rusa se tratara, me lleva a escribir estas líneas sin saber muy bien qué decir, sin saber explicar cómo me siento pero esperando con esta meditación encontrarme a mí mismo al terminar el post.
Todo empieza a raíz del último post en el que, gracias a los contactos, surge la posibilidad de mandar el CV a Marc Vidal (tío al que llevo admirando un año y una de las 10 personas más influyentes en Internet en España). Al parecer el CV gusta y se baraja la posibilidad de que forme parte del equipo de Dublín. Pese a estar recién asentado en Londres, el tema me ilusiona tanto como para ponerme la venda en la cabeza y desplazarme donde haga falta. Una vez fuera de España ya ves las cosas con miras más amplias, qué más da estar en Dublín que en Londres, o ¿a caso alguien es España diría que “no” a irse a Madrid por el hecho de vivir en Málaga? En espera de confirmaciones y de más información me empiezo a montar mis películas mientras empiezo a recibir feedback de los CV que he ido echando.
Mis tiempos en Dublín
Con Dublín en la cabeza leo las respuestas de agencias online para el tema de Google AdWords, respuestas relacionadas con la creatividad de mi CV. En una me dieron a entender que era “viejo” para el puesto, y que estaban buscando un perfil “Junior”… Cómo jode sentirse viejo, ¡sí sólo tengo 28 años! Esa frase sonó en mi cabeza con eco…28 años ya… quizás no soy tan joven como pensaba. La clave está en ver como los mejores jugadores de fútbol ya no tienen tu edad, y los que la tienen empiezan a ser criticados duramente… Aunque muchas de las agencias no están buscando gente para estos meses, he de admitir que la mayoría de las respuestas contenían un feedback muy positivo en cuanto a la creatividad del CV, incluso me sugerían “patentar” la idea del CV, hecho que me animó a seguir echándolo y confiar en que iba por el camino adecuado.
Empecé a desear con fuerza que alguien me llamara y funcionó, así fue como recibí la primera llamada para entrevistarme en inglés. La primera pregunta no la entendí – ¡mierda, empezamos bien!- pensé , con los nervios en vez de hacerle repetir la pregunta me la jugué al 50% –No- respondí, a lo que siguió con otra pregunta que ya si comprendí, manteniendo desde entonces una fluida conversación (ufff, debí acertar con la respuesta a la primera pregunta). El caso es que quedaron en llamarme a modo de segunda entrevista desde las oficinas donde llevaban las cuentas de España…pero esa llamada nunca se produjo… ¿tendría que haber respondido que “Sí” a la primera pregunta? Esto me aportó la primera lección que, aunque ya sabía, se confirmó “Si no entiendes algo pregunta, gilipollas”.
Una de las respuestas más curiosas que he tenido fue de una agencia que, pese a no estar buscando a nadie, me invitaba a comer con ellos para conocernos. Tras hacer mis investigaciones descubrí que me iba a reunir con un ex-trabajador de Google que se había sacado la carrera en Oxford, había cambiado productos de Google AdWords aportando unos beneficios de 30 millones de dólares anuales y había gestionado cuentas por valor de 200 kilos. Decidió dejar Google para montar su propia agencia en Londres en la que yo, y mi polla, eché el CV. El chaval, es más joven que yo por cierto. Nunca me había sentido tan pequeño “venga Sergio, si Oxford y la UMA están ahí ahí” “tranquilo, no tienes nada que perder si no están contratando a nadie” “pero, si quiere conocerte, será por algo no?” Este run run en la cabeza lo único que provocó fue que me saliera una espinilla en la mejilla directamente proporcional a mis preocupaciones y de la que me percaté a hora y media de la reunión. Me la exploté (estaba claro) porque no quería que me robara el protagonismo ni fuera la causa por la que me recordaran. Fue tal el pifostio que me monté en la cara que tuve que volver a desear con fuerza, frente al espejo, que se cancelara la cita. Milagrosamente recibí un email para posponer la cita un minuto después. Empecé a asustarme sobre mis  poderes sobrenaturales.
Ejemplo de “empollón-friki”
Con la cara ya recuperada, acudí a la cita en la que pasara lo que pasara sabía que iba a ser muy enriquecedora. No me equivoqué. Me reuní con tres chavales de Oxford que eran los que conformaban la empresa. Los chavales eran normales, no tenían cara de “empollones-frikis” así que no me entraron  ganas de pegarles. Hablamos de fútbol, de tías, de mí y de su empresa. Nos comimos una hamburguesa más grasienta que la espinilla que tuve la semana anterior. Me invitaron a conocer sus oficinas (un piso diáfano amplio, pero que no deja de ser un piso) y les ayudé a traducir unas cuantas cosas de una campaña que estaban llevando en español. En dos horas aprendí más que en dos semanas en mi día a día. Sentí admiración por esa gente que se habían lanzado a emprender y por sus conocimientos. Me ofrecí a colaborar con ellos, traduciendo campañas y captando clientes para poder seguir rodeado de tanta sabiduría hasta que se confirmara el trabajo que espero llegue pronto. Por la noche realicé un pequeño informe del cliente que habíamos estado viendo con los fallos que tenían que corregir y se lo envié a las 3 de la mañana confiando en que vieran que era un tío trabajador que podía aportar cosas. No me ha respondido todavía ni creo que lo haga, lo que me enseñó la segunda lección: “No importa donde estudie o trabaje, sin mi educación y mis valores perderé el respeto de la gente”
                                                      La importancia de los valores…
Haciendo vida en Londres
Siguen pasando los días y cada vez me encuentro más a gusto en Londres, en el piso. Acabamos de cambiar el horno, hemos hecho chapucillas en casa arreglando cositas y hemos comprado otras para hacer todo más “nuestro”. Hemos puesto los adornos de Navidad. Tenemos nuestro propio hogar. Me encanta el día a día con Bea. Nuestras sesiones de cines se van notando en nuestro listening. Me encanta la relación con mis compañeras de piso. Entonces recibo información directamente de Marc Vidal donde me dice de ir la tercera semana de Enero a Dublín para vernos. ¡Qué subidón! Con ansias de tener más información, de aclarar la situación; lo que necesitan o tienen en mente, de conocerlo, me toca aguantar un mes más para disipar las dudas. Mientras, sigo recibiendo mails de otras empresas, esta vez a través de LinkedIn donde me dicen que me llamarán la semana que viene, sin embargo ahora mismo creo que pese a estar aquí en cuerpo y alma estoy en Irlanda, en mente. ¿Cómo se afronta así una entrevista? ¿Y si no me cogen de Dublín? ¿Estoy echando menos CV de los que echaría si no tuviera lo de Dublín en la cabeza? Seguro… Eso hace que no me sienta del todo bien conmigo mismo. Decido probar de nuevo mis poderes mentales y empiezo a desear con fuerza ganar el Euromillón… nada, ni un número, ni una estrella… esto debe funcionar sólo con cosas importantes jaja.
Tantas subidas y bajadas anímicas noto que me pasan factura; tensión muscular, rayadas de cabeza, incertidumbre. Intento hacer como que no pasa nada y sigo los pasos para desarrollar mi vida aquí. Así es como me doy de alta en el centro de salud que me corresponde. Sólo me hacen tres pruebas: altura, peso y tensión. El peso vuelve a ser más elevado de lo esperado (me sugiere adelgazar jaja). La tensión también está alta así que tendré que volver para hacer un seguimiento. Sé que esto es pasajero. La vida aquí es cara, muy cara. El dinero se te va sin saber en qué. Bueno si que lo sé, pero son gastos que no puedes quitar: alquiler, facturas, comidas, clases de inglés, regalos de Navidad… Para colmo sufres imprevistos: facturas con las que no contabas, el ordenador que te lleva dando señales de ayuda empieza a pedir auxilio desesperadamente… Sin ingresos, me decido a echar los papeles para recibir los benefits de aquí (se supone que me corresponderían 70 libras a la semana). La entrevista en el JobCenterPlus no es ni mucho menos agradable, me hacen sentir como el extranjero que viene a pedir dinero a su sistema. Me dan ganas de recordarle las operaciones médicas que se hacen ellos en nuestro país o la jubilación que se pegará en la Costa del Sol, me aguanto y respondo a sus preguntas educadamente. Me mandan volver dos días de la semana que viene para otra entrevista y para sellar. Tengo que avisar si viajo a otro país. El ambiente deja mucho que desear. Hay amenazas de los solicitantes a los trabajadores, escucho historias de gente que me parten el alma, “yonkies” sin dientes sentados a mi lado me miran con cara de asco de arriba abajo (¿Será porque voy en camisa? ¿Será porque soy extranjero?). Estoy a punto de decirle “Sonríe!” pero me aguanto. En la otra sala otra chavala empieza a discutir con la formadora del curso, los gritos provocan el acercamiento del de seguridad. ¡Parece que estoy en una clase de teatro en la que cada uno hace el papel de su vida!
                                          Algo así me pareció haber vivido en JobCenterPlus
Releo lo que estoy escribiendo y me transmito una sensación de agobio. No quiero engañar a nadie, es un agobio relativo. Saber que tengo una familia detrás que me ha apoyado y me apoya en todo lo que hago me libera, me relaja, sé que puedo contar con ellos para lo que necesite y que no me va a faltar de nada, pero eso no hace que me sienta mejor conmigo mismo, la idea de toda esta aventura es salir adelante por “mis propios medios”, eso es lo que siempre ha hecho que me sienta realizado, todavía estoy a tiempo y convencido de que lo conseguiré, pero me veo obligado a escribir estas palabras para poder en el futuro releer los momentos por los que he pasado.
Despedida de Javi
Entramos en Diciembre, fecha en la que ha tocado despedirse de Javi, uno de mis pilares en Londres (para mi tristeza y para su alegría, le espera un año mínimo por Sudamérica). Tuve la fiesta de despedida ayer con una mezcla rara de sensaciones, (¿será la próxima fiesta de despedida la mía?). Y así es como se presentan las Navidades. Quizás una de las Navidades más raras que vaya a tener porque serán las primeras en las que no esté con mi familia, lo cual las hace diferentes. Supongo que bastantes bolas de partido hemos salvado contando con que llevo fuera de casa 6 años… sé que los echaré de menos. No sé por qué pero a pesar de la iluminación de Londres, todavía no tengo ese espíritu navideño de otros años y eso me mosquea. Creo que tengo que ver “Sólo en Casa”, escuchar villancicos y ver el sorteo de Navidad del 22 para recuperarlo. Las Navidades eso sí, aunque diferentes, tienen muy buena pinta y tengo ganas de disfrutarlas. El hecho de no saber si voy a tener que irme en Enero para dos días o de forma indefinida me invita a ello. Además los padres de Bea van a pasar aquí una semana (del 23 al 30) con nosotros (hecho que nos va a venir de lujo) y vienen con el cordero bajo el brazo, yujuuuu.
Recuperando el espíritu Navideño: Siempre Coca-Cola!
Este es el resumen del último mes por tierras inglesas, como veréis aunque no haya pasado nada, han pasado muchas cosas y me ha dejado una última y tercera lección “Ten cuidado con lo que deseas porque puede hacerse realidad” y puede que ese deseo sea el que me haga hacer las maletas de nuevo. La respuesta mucho me temo que será en 2013. Mientras tanto, ¡a disfrutar!