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Soy de esa clase de personas que disfruta las vacaciones desde que las marca en el calendario, aunque no tenga los billetes comprados. Me sirve para tener pequeñas metas a corto / medio plazo haciendo que lleve el día a día con más ilusión. Con esa filosofía llevábamos intentando organizar las vacaciones de 2013 desde prácticamente Abril, recuerdo como en Semana Santa teníamos ya todo el calendario marcado, pero el cambio de trabajo de Bea supuso un cambio en todas las vacaciones y de nuevo esa incertidumbre de si tendríamos vacaciones en Navidad o no.

A medida que se acercaba el final de año empezaron a surgir planes que nos iban llenando de energía; Juanjo y Sara reservaron sus billetes para visitarnos en el puente del Pilar, Carlos y Sacha hicieron lo propio para dos semanas antes y mi hermana decidió pasar las Navidades en Londres con nosotros; sin duda el final de año prometía. Mientras tanto, Bea seguía esperando que le confirmaran cuando podría cogerse las más de dos semanas libres que aún le quedaban de vacaciones.

Como dos niños chicos, lo primero que hicimos cuando se las confirmaron fue meternos en skyscanner para ver algunos de los destinos que tenemos marcados en nuestra lista de “futuros viajes”. Como casi siempre, Ryanair eligió destino por nosotros unas semanas antes: Roma. He de reconocer que me estoy haciendo mayor, porque cada vez me molesta más viajar con Ryanair, sin embargo sigo siendo más rata que viejo, ya que sigo sin contemplar seriamente volar con otras compañías más caras.

En el Coliseum. Máximo! Máximo! Máximo!  

Italia es un país que todos vosotros conoceréis si habéis terminado Bachiller. Casi todos los institutos se iban ahí de viaje de fin de estudios, y no digo todos porque con el mío nos llevaron a Galicia, a comer mejillones y ver llover. Desde entonces no he vuelto a comer mejillones, desgraciadamente si que he vuelvo a ver llover, y mucho.


Nos pillamos un estudio a través de Airbnb, a 5 minutos andando del Coliseum. Nos estamos aficionando bastante a pillarnos alojamiento a través de esta página, nos permite ahorrarnos pasta sin bajar la calidad de nuestra estancia. En este caso el estudio, pese a ser pequeño, tenía todo lo que necesitábamos; una zona céntrica pero tranquila con cocina, TV, radio (clave para todo estancia) (?)…

Llegamos a eso de la 1 de la tarde, para ello habíamos tenido que levantarnos a las 5.30 de la mañana (esto de viajar en avión se me hace cada vez más coñazo). El primer día lo teníamos destinados para hacer una ruta de reconocimiento. Una vez nos pusimos a andar parecía que no había mañana; nos recorrimos media Roma en 8 horas (me la esperaba más grande!). Los pies nos echaban fuego y las rodillas chirriaban más que la puerta de casa, no quiero ni pensar la vejez que me espera. 

Vistas de la Plaza de San Pedro

Dicen que es bastante romántico pasear por Roma, vas descubriendo monumentos imperiales que vas dejando a tu paso, encuentras restaurantes con velas que te invitan a degustar un buen plato de pasta, escuchas el agua de la fontana de Trevi desde la lejanía, plasmas en tu cámara estampas como el Coliseum, la plaza de San Pedro o la de Venecia, vives los que tus antepasados vivieron mientras escuchas la audioguía… todo es bonito y la sensación de estar de vacaciones lo hace todavía más especial… Con todo este telón de fondo ya se encargó Bea de devolverme a la realidad. Seguíamos paseando a la vera del río, cuando nos dimos cuenta de que los italianos empezaban a sacar un paraguas, sin embargo, no llovía… ni parecía que lo fuera hacer de forma inmediata… Seguimos paseando con el cantar de los pájaros que cada vez se hacía más fuerte… en seguida y como por arte de magia, empezó a caer algo del cielo… pero no… no era lluvia… eran pájaros con diarrea y buena puntería, que claro… a quién iban a dar… pues a la chorla de Bea. Tras un momento así, lo único que pude hacer fue descojonarme, aplaudir al pájaro y sacar un clinex para limpiarle la cabeza mientras ella gritaba de asco. 


Tras vivir aquello no necesité ver nada más de Roma, había sido el viaje perfecto. Nos volvimos tristes por dejar esas sensaciones atrás y tener que volver al trabajo, pero contentos por las visitas y planes que nos esperaban.

Así fue como llegaron Carlos & Sacha; dos personajes que venían con una botella de ron bajo el brazo y que no venían precisamente a hacer turismo. Era la primera vez que Carlos estaba en Londres, pero eso daba igual. Lo primero que hicimos cuando nos reencontramos fue comprar unas cervezas y montar una fiesta en el piso que acabó con mis dos compañeras de piso potando, con nosotros jugando al limbo con la escoba de barrer, bailando break dance en el salón y haciendo volteretas en el sofá; todo un clásico. A Avril no la recuperamos hasta el Lunes jaja. 

Así dejamos a mis compis: KO

El sábado Carlos me dejó enseñarle Candem por la mañana, pero a las 18 ya me estaba mandando a casa para poder estar a las 20 de nuevo de cervezas. Salimos por la zona de Shoreditch y es la única vez desde que me vine a Inglaterra en la que volví a casa a las 4 y media de la mañana. No sé si es triste o motivo de orgullo, pero la verdad que era algo que necesitaba; bailar, colocarme, hablar de fútbol y arreglar el mundo. El domingo ya era el último día así que lo aprovechamos para ver cosas imprescindibles como el London Eye o el Big Ben. Carlos reconoció que no quería ver más cosas para así tener que subir a verme más veces jaja, eso sí que es una visita 😉

Con Juajo & Sara 😉

Tras su marcha no hubo mucho tiempo para lamentaciones, dos días más tarde aterrizaron Sara & Juanjo. Ellos ya habían estado en Londres así que no recorrimos las rutas clásicas que ya conocían. Aprovecharon nuestras jornadas laborales para recorrer sus lugares favoritos en nuestra ausencia pero disfrutamos de ellos y de profundas conversaciones durante el fin de semana. La anécdota del viaje la protagonizó Sara, que en su segundo día se pegó un guarrazo de leyenda. Yago Lamela, que coincidió por la zona, debió ver potencial en ella y le ofreció entrar en el equipo de salgo de longitud siempre y cuando trabajara en el aterrizaje, al parecer caer con la boca no es recomendable… la pobre se volvió con 5 puntos en el labio, pero eso sí, se le quedó un labio super sexy que ni Angelina. Dejaron Londres con unas ganas locas de juntarse con Sergio Jr y sabiendo que nos juntaríamos en dos semanas lo cual hace todo más llevadero. 


Sara Lamela en el equipo Olímpico

Quedaban 10 días para la última visita del año, mi hermana. Por un lado estaba deseando que pasara el tiempo, por otro lado ese era el plazo que tenía para cumplir todos los objetivos del trimestre y preparar todas las reuniones a modo de evaluación de 2013 con mis clientes. He de reconocer que ha sido bastante intenso (demasiado!) y que he estado más nervioso que Melendi en un avión pero todo acabó con final feliz, clientes contentos, jefes contentos, Sergio contento.


La mayoría de las empresas inglesas tienen la costumbre de hacer un par de balances al año con los resultados de la empresa. Es increíble ver los porcentajes de crecimiento y el ratio de contratación. Uno siente orgullo de ser partícipe de tanto éxito y se agradece la transparencia de los jefes a la hora de compartir tanta información, desde luego, hay cosas que se podrían llevar a España.


De fiesta con mi jefa y mi ex-jefa

A modo de cierre, Periscopix organizó la fiesta de Navidad en un barco donde recorrimos el Támesis de noche, cenamos como cerdos, nos dimos los regalos del amigo invisible, jugamos al póker y a la ruleta y cómo no, nos emborrachamos. Ir a trabajar al día siguiente no fue tan divertido por cierto. Sólo un inciso; soy un puto máquina a la ruleta. Tenía una táctica un poco agresiva: all in. Quería dejar de jugar para poder empezar a bailar y para ello tenía que perder mis fichas así que apostaba todas al rojo, y claro, salía rojo. Entonces apostaba todas al negro, y claro, salía negro. Así duplicaba mis ingresos y mi avaricia crecía proporcionalmente. Supongo que el no tener que haber pagado por jugar ayudó al gallito que llevo dentro pero sí, quiero ir al casino a ver qué pasa…


Y así fue como llegó el 20 de Diciembre, fecha en la que aterrizaba Sandra Noel; con croquetas, varias patas de cordero, turrones, polvorones, jamoncito, espárragos (?), gulas, piquitos, queso, etc etc.. vaya que nos trajo la cena de Navidad y provisiones para la tercera guerra mundial. Dada su generosidad y puesto que posee el récord de visitas (está trabajando duro para mantenerlo), le ofrecimos como premio el cuarto de Avril (que se iba a Irlanda). Hemos hecho algo de turismo bajo unas condiciones meteorológicas bastante adversas, hemos disfrutado del ambiente Navideño de Londres, hemos comprado cosas en mercadillos, hemos vuelto a nuestra infancia en Winter Wonderland dónde intentamos conseguir muñequitos de forma fallida, viendo el sorteo de Navidad desde la cama o haciendo la lista de Reyes y propósitos de año nuevo juntos… Hemos tomado cervecitas en bares ingleses, hemos pasado la Nochebuena juntos tras varios años separados pero sobre todo hemos descansado, visto películas Navideñas y hemos ido de compras… todos los días…

Los regalos de Sandra
Sandra de turismo

















Sin casi darnos cuenta, se acabó su primera semana de vacaciones y empezaron las nuestras. Es una mezcla de sensaciones, algo triste que acompaña a algo alegre, algo amargo que acompaña a algo ilusionante. El año pasado no pude estar con los míos, con vosotros, en unas fechas hechas para estar en familia. Miro atrás y todavía recuerdo ese vacío, como nos tomamos las uvas por Skype con mi familia, cómo vimos la cabalgata por Internet y cómo abrimos los regalos sabiendo que ninguna caja envuelta contendría algo tan valioso como el simple hecho de compartirlo físicamente con vosotros.



Hazte extranjero

Me siento afortunado de poder vivir un año más esa sensación, y aquí me tenéis, en el avión, camino de casa, reflexionando y compartiendo una vez más todo con vosotros, con una sonrisa de oreja a oreja y unas ganas de aterrizar y daros un abrazo que no puedo con ellas. ¡Nos vemos el año que viene, dentro de nada!