Seguramente todos habéis visto la peli “Los padres de ella”. Aunque con alguna que otra diferencia, así podría resumir mis vacaciones en Las Palmas con Bea y su familia.
Me habían dicho antes que me parecía a Adam Sandler (no lo veo claro!), pero en esta ocasion me he visto como Ben Stiller. Lógicamente yo ya conocía a los padres de Bea, pero nunca habíamos pasado tanto tiempo juntos. Es difícil resumir las sensaciones, sobre todo cuando sabes que leen este blog, pero haré un pequeño intento.
Momentos de “Los padres de ella”
Conocí (después de tres años) a la familia de Bea: primos/as, tíos/as. Creo que puedo decir que congenié con ellos aunque no pude estar mucho tiempo con todos, como viene siendo habitual en todos nuestros viajes. Para mi, el objetivo de las vacaciones no sólo era conocer a la familia, sino pasar más tiempo con sus padres, su hermano, mi cuñada, etc. En una relación normal, uno tiene alguna bbq que otra los domingos, reuniones familiares por cumpleaños, peleas en Navidades… la ventaja o el inconveniente de estar a distancia, es que te pierdes todos esos pequeños momentos que creo que son necesarios en una relación, y es que el conocer a la familia en el bautizo de los niños no es algo muy agradable para nadie.
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De Boda en Canarias |
Había momentos claves en los que tenía que dar la talla: la boda de Fernando y Elena era un ejemplo. Mi indumentaria fue la adecuada, y el hecho de que la chaqueta no me cerrara (quiero pensar que es porque estoy hechando espalda en vez de barriga) pasó desapercibido (hasta que lo conté). Cumplí en la cena, cogiendo los cubiertos de fuera a dentro como me enseño mi amigo Leo en Titanic, me desabroché el pantalón durante la cena con el truco de la servilleta de tela por encima sin que nadie se coscara (hasta que lo conté), echamos algún que otro baile y no me emborraché a pesar de tener barra libre para así no olvidarme de la familia al día siguiente. Viento en popa y a toda vela (algo que Leo no puede decir, por cierto).
Algunos bailes como en la boda
El cumpleaños de Bea puede ser otra fecha a resaltar: amanecer sin resaca, comer en familia, abrir los regalos juntos, soplar las velas y disfrutar de un día tan especial es de familia feliz y de buen novio. Ahí estaba yo, pon.
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La cumpleañera – 30 añazos |
El lunes teníamos el famoso “Asadero”. Una bbq con los tíos de Bea con los que ya coincidimos en Londres allá por el mes de Junio. La comida estaba que te cagas, y aunque os sorprenda, yo no me cagué. Salchichas por aquí, cerdo negro y ternera por allá, papas con mojo picón que no picaba… disfruté más que Rocco en una de sus pelis. Cerramos el día con un gin tonic mientras veíamos las fotos del viaje de Londres y charlábamos de todo y de nada. Tampoco es que aportara gran cosas en las conversaciones, pero una vez más ahí estaba yo, pon.
Las vacaciones iban por buen camino. Si tuvieran que haberme evaluado, yo creo que del
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Saltando los 10 metros de longitud |
Notable no bajaba. Pero entonces llegó el Martes negro. Fuimos a la famosa playa de Maspalomas donde Pedro (hermano) y yo hicimos un poco de body con la tabla. Pedro perdió la aleta del padre, y yo intenté ganar puntos encontrándola, pero claro…eso de encontrar cosas en el fondo marino solo se le da bien a Arquero. No gané puntos, pero tampoco los perdí (por si acaso, ahí estaba yo, pon). Estar en la playa sin una pelotilla que patear se hace duro así que empecé a inventarme juegos en la orilla, uno de ellos fue el clásico salto de longitud, ¿puede haber algo menos peligroso que eso? Los saltos de Bea eran rollo cisne – Elegantes pero al fin y al cabo algo patosos. Por allí pasaba el organizador de los JJOO, se acercó emocionado medio llorando de agradecimiento. Sin darse cuenta, Bea había creado una nueva modalidad. El organizador nos confirmó que en Brasil 2016, veremos salto de longitud y salto de cortitud. 80 centímetros saltó Bea. Más o menos. Pedro (padre) se acercó para grabar tan histórico momento con el Iphone, y yo, rollo John Travolta haciendo atletismo en Grease, me flipé. Subí de los 80 centímetros a 10 metros (por lo menos). Cogí velocidad, tanta que los ojos me lloraban. Miré a Bea y pude leerle los labios “Tu puedes, confío en ti…”, miré a Pedro y me pareció ver como negaba con la cabeza. Observé al cielo y vi a Roberto, el entrenador de Oliver & Benji, que, con voz rollo Dios, me dijo… “si lo consigues, te llevo a Brasil conmigo.” Alguien empezó a aplaudir de fondo… como a cámara lenta. Y entonces se produjo el milagro… me elevé… volé al mismo tiempo que las nubes del cielo se abrían, con un gesto técnico impecable, aterricé firmemente sobre la arena. Se hizo el silencio. Me lo había ganado. Qué suegro no estaría orgulloso de un yerno así. Ya veía las comparaciones con atletas de la talla de Usain Bolt o Michael Phelps. Ya veía a Pedro gritando en las gradas “ese es mi yerno!” Pero yo entonces noté que algo no estaba bien. Me había echo algo en el tobillo. Con gesto torcido pero fingiendo que no había mucho dolor, me dirigí a la toalla donde mareado, decidí tumbarme para superar esos sudores fríos. Mi sueño había terminado. De Sergio Bolt había pasado a Sergio Follen. Un polla que se podía cargar las vacaciones. Hielito por aquí, ibuprofeno por allá y a reposar. Todo un machote.
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Consecuencias |
He de reconocer que me cuidaron bien, no sé hasta que punto cambiaron los planes para
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Si no se puede andar, se come |
evitar caminatas, cosa que internamente tampoco llevaba bien, pero no podía hacer mucho al respecto más que asumir la situación. Me negué ante la posibilidad de ir al médico, bastante había dado la lata (y tampoco ha sido nada grave, para que nos vamos a engañar). Las excursiones a Agaete y la playa del Inglés fueron de lo mejor. Nos compramos unas colchonetillas para evitar juegos peligrosos y nos metimos en el mar, echo que potenció nuestro moreno. Pero no… el gafe no había acabado ahí. Pese a intentar seguir ganando puntos llegó el viernes, fuimos a cenar con los tíos a un sitio donde nos metimos una paella y una fideua entre pecho y espalda. Yo acabé algo más lleno de lo normal. Y claro, exploté. Nuevo episodio de dolor de barriga que me obligó a ir 5 veces al baño en un periodo de 30 minutos. Las primeras visitas al baño se pueden disimular con que “he bebido mucho” las siguientes… más bien no… Es un episodio en el que no me recrearé demasiado, pero os podéis imaginar que resultó algo incómodo. Estaba sentado en la taza del water y sólo me venían a la cabeza escenas de la película de “Los padres de ella”, hecho que no mejoraba la situación. Con las mismas, y sin ganas de seguir sufriendo, me cogí un taxi y para la casa… con suerte, mañana al amanecer me daré cuenta de que todo había se había quedado en una pesadilla… ojalá. Tras este nuevo desenlace creo que voy a dar el paso para hacerme pruebas de posibles intolerancias o lo que haga falta…
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Colchonetas – Deporte de riesgo |
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La “última cena” |
Los dos días que nos quedaban los pasamos de playeo y de charlas con los padres y los tíos. Fue curioso ver como retrocedían en el tiempo y nos contaban sus aventuras cuando eran jóvenes, qué diferente era todo por aquel entonces. Creo que, pese a esos momentazos que generé en el viaje, no se llevaron muy mala impresión de mi, pero claro, eso habrá que preguntarselo a ellos.
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Vistas de la playa de Agaete – Dedo de Dios |
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Playa de Maspalomas |
La vuelta, como siempre, se hace dura. Dejar de nuevo a los seres queridos y al buen tiempo nunca es agradable, pero es verdad que nada más aterrizar ya afrontamos otra nueva etapa con ilusión y con muchas ganas. En dos días tenemos la visita de nuestra querida Yessi & Antonio y en dos meses las Navidades. El tiempo pasa demasiado rápido.
Ja ja ja eres el pupas¡¡¡ Menos mal q por lo menos pareces “buena gente”. Las próximas vacaciones se plantearan la compañía, claro q Petra no se queda muy atras¡¡¡.
Da muxo gusto veros disfrutar en familia, seguro q esos episodios fueron mas notorios para ti q para los demás. Seguir disfrutando asi.
Bsitos gordos
La shuli