Seleccionar página
Toda historia tiene un comienzo

Toda historia tiene un comienzo

Hay historias, hechos o decisiones que suceden de la noche a la mañana. Momentos de impulso, situaciones incontrolables o sorpresas donde uno tiene más o menos que decir, y desde luego donde no se tiene siempre la última palabra.

Otras en cambio, surgen como fruto de la planificación, del día a día y del deseo. Sea cual sea el caso, toda historia tiene un comienzo: un momento en el que el deseo se convierte en el primer beso, la idea en un negocio o el sueño en una realidad. Un momento mágico que siempre se recuerda.

Tras seis años en Londres y la decisión de volver a nuestro país, nos enfrentamos a una nueva situación de cambio. En estas situaciones siempre recurro a mis tres reglas de oro:

  • Tirar de historia. Es bueno recordarse a uno mismo como fueron otros cambios que se superaron en el pasado. En nuestro caso es bueno recordar por ejemplo, cómo conseguimos transformar una situación de salida del área de confort, como el hecho de irnos a vivir al extranjero, en una rutina más de nuestro día a día. Jamás pensé que volver a mi país sería salir de mi nueva área de confort, y así está siendo.
  • Enfrentarme a mis miedos. Distinguir entre emoción, nervios y miedo no siempre es fácil. Estos tres elementos pueden provocar los mismos síntomas: que se nos acelere el corazón, se nos reseque la boca, nos suden un poco las manos o no se vean las cosas con claridad. Hay que entrenar al cerebro para enseñarle a afrontar estas situaciones de la mejor manera posible. El miedo debería ser nuestra luz verde, lo que nos de paso en vez de esa luz roja que nos frena.
  • Arriesgar: Si tras analizar las ventajas y los inconvenientes de esta decisión o situación de cambio que se presenta, considero que hay más cosas que ganar que que perder, y los riesgos no son “mortales” o “catastróficos”, entonces ¿por qué no intentarlo?

Y así es como hemos afrontado esta nueva situación de cambio.

Nos volvemos a Madrid, pero no sin antes abrir un paréntesis en nuestras vidas. Hemos entendido que antes de empezar nuestra nueva vida, antes de buscar un trabajo, una casa, ¿y una familia? es el momento de cumplir uno de nuestros sueños. Es el momento de cumplir con una de las promesas que nos hicimos hace tiempo. Es el momento de viajar.

 

En cerca de dos meses cogemos un vuelo de ida y vuelta a Singapur. La ruta está abierta a lo que nos vaya surgiendo por el camino, pero vamos con la idea de conocer las Islas Filipinas, Vietnam, Laos, Camboya… Volver a saludar a un país que siempre será especial para nosotros como Tailandia… y seguir bajando hasta Malasia e Indonesia antes de volver a casa.

No ha sido un proceso de decisión sencillo, pero al final todo se reduce a hacer click y comprar los billetes. Nos esperan cuatro meses y medio de aventuras, de conocer nuevas culturas y cosas de nosotros que no conocemos. 19 semanas llenas de ilusión y sonrisas. 133 días para hacer cosas nuevas que jamás antes habíamos probado. Una etapa que seguro recordaremos el resto de nuestras vidas. ¿Hay algo más valioso que eso? En nuestro mundo… no…

Un capítulo se cierra y otro se abre. Me da a mi que este capítulo, esta historia, va a ser muy especial… y este es sólo su comienzo.