
Coron y sus atardeceres
Dejamos Siargao, que dejó el listón bastante alto, pero con la actitud de pensar que lo mejor estaba por llegar.
La no demasiada variedad en cuanto a conexiones de vuelos así como los precios de los mismos, hizo que hiciéramos escala en Cebú, la segunda gran ciudad de Filipinas, donde pasamos dos noches. La idea era trabajar para ir avanzando en nuestro proyecto, de ahí que nos quedaramos en Alicia Apartelle, con buena conexión a Internet, pero acabamos utilizando esos dos días para organizar las dos siguientes semanas de este viaje mágico.
La siguiente parada marcada en nuestro calendario sería Corón. Una pequeña isla al norte de Palawan muy conocida sobre todo por el buceo que ofrece. El empezar Palawan desde el norte, nos permitiría recorrer la isla de norte a sur, hasta Puerto Princesa, desde donde saldría nuestro vuelo a Manila para posteriormente salir a Vietnam.
Amanecimos a las 6 de la mañana para volar con y aterrizar en el aeropuerto de Busuanga, en el que resultó ser el peor aterrizaje que jamás he vivido. Ya durante el descenso preveíamos que iba a ser un aterrizaje brusco, una bajada a nuestro parecer demasiado agresiva, una velocidad justo antes de tocar pista algo más alta de lo normal… y fue entonces cuando el avión dio un fuerte golpe con las ruedas en la pista lo cual provocó el rebote del avión hasta el punto de no saber si empezábamos a subir de nuevo o si aquello volvía a bajar para de nuevo rebotar. Nos agarramos al asiento para comprobar que, tras otro brusco golpe estábamos en tierra, frenando fuertemente en la corta pista de Corón.
Sanos y salvos, salimos del aeropuerto dónde nos esperaban mostradores y múltiples furgonetas que por 300PHP nos llevarían al hostal. La furgoneta iba llena, por lo que nuestras maletas tuvieron que ir en la vaca de lo alto de la furgo. Al menos fue así durante los primeros minutos, momento en el que el conductor decidió parar en el arcén para, ante la confusión de los presentes, coger las maletas y meterlas como pudo en el interior: básicamente en lo alto de los pasajeros que iban en la parte delantera. Un minuto más tarde se desató la tormenta. Empezó a llover como hacía tiempo no veía. Gran visionario nuestro conductor.
Me encanta ver llover por la ventana, sobre todo con aquellos paisajes verdes de fondo. Entonces llegamos a la parte del pueblo, y veíamos a todos los niños y adultos intentando como podían cubrirse bajo los techos de las pequeñas tiendas hechos con palitos de madera. Lo de cubrirse por decir algo y es que todos estaban totalmente empapados, como si acabaran de salir de la piscina. ¿De verdad se puede vivir así? Uno se plantea muchas cosas ante esos escenarios.
Sin que la lluvia cesara nos dejaron en nuestro hostal. Ahí descubrimos que hay hostales que alquilan habitaciones sin ventanas, lo cual al parecer abarata el alquiler. Sin saberlo, fue la habitación que habíamos alquilado y aunque pasamos una buena primera noche, el olor a humedad en la segunda quedará para el recuerdo.
Teníamos dos días en Corón así que no había tiempo que perder. Reservamos la excursión de “Ultimate Tour” que nuestros amigos nos habían recomendado en Siargao para el día siguiente y nos fuimos a explorar el pueblo. A los pocos minutos nos dimos cuenta de que el pueblo tampoco tenía tanto que ver y el fuerte sol que había espantado a las nubes hizo que lo hiciéramos todavía más rápido de lo que planeábamos. Las vistas desde el puerto si que invitaban a coger los barcos de los pescadores y adentrarte en el mar, pero eso sería al día siguiente.
Decidimos coger un tuk-tuk para que nos llevara a una de las atracciones que destacaban las guías: las hot springs. Se trata de unas aguas termales naturales a las que puedes acceder previo pago: 50PHP la entrada. Tras media hora en tuk tuk llegamos a las pozas: un pie primero, agua hasta la rodilla… nos costó llegar a meternos hasta la cintura y en menos de 5 segundos cada uno de mis poros estaba ya soltando agua. Si ya estaba pasando calor de por sí, no sé como me atreví a meterme en aguas volcánicas. La poza sirvió también para comprobar que mi pierna despellejada y en medio carne viva resistiera el agua medio salada medio dulce. Estaba listo para la excursión del día siguiente!
En menos de una hora ya estábamos fuera de las pozas. Con una pierna fuera y la otra dentro ya estábamos comprando una botella de agua fría. Nos duró 2 segundos. Literal.
Llegamos al hostal a eso de las 16:30, con el tiempo justo para cambiarnos y salir corriendo a Muay Tapas: la escalera de 740 escalones que te lleva al mirador de Corón con la cruz gigante. La subida fue lenta y sudada, lo cual puso en evidencia una vez más nuestro bajo estado de forma.
Desde lo alto es donde presenciaríamos el que se convertiría en el mejor atardecer que recordamos. Los tonos que cambiaban de amarillo a naranja, pasando por rosa y rojo, con esas montañas salientes del agua que parece que buscaban saludarnos, nos cautivó.
Un día acaba y uno nuevo empieza. Amanecimos temprano, a las 7 de la mañana ya que nos recogían para salir de excursión a las 8.
El ultimate tour es la excursión más completa de todos los paquetes existentes. Nos montarnos en el barco, y la primera parada ya nos enamoró: las siete hermanas. Son siete pequeñas montañas, una junto a la otra, rodeadas de arrecifes donde pudimos disfrutar de media hora de snorkel. Corales y peces de todo tipo y colores hacían vida allí ajenos a los turistas. Dice la leyenda que siete hermanas se escaparon de casa, ante la prohibición de sus padres de salir, y que murieron todas ahogadas en el mar, dando lugar a las 7 montañas allí presentes.
Tras la primera parada continuamos el trayecto para la primera laguna. Tras subir cientos de escalones, hecho que no gustó demasiado a nuestras resentidas piernas, llegamos al impresionante mirador desde donde se podían ver estas vistas. Uno no quería marcharse.
La bajada no fue menos espectacular, llegando a la laguna…. dónde disfrutramos de un relajante baño.
Completada la segunda parada, continuamos el paseo en barco hasta la Twin Lagoon, que nos gustó todavía más que la primera. Con la marea alta no dejaban acceder a la laguna por su acceso subterráneo, pero pudimos comprobar desde lo alto la belleza del paraje. De verdad teníamos que volvernos?
Agradecidos por todo lo que la naturaleza nos estaba regalando, llegamos a la siguiente parada, sitio donde aprovecharíamos para comer con estas vistas.
De repente, el cielo se volvió gris y empezó a caer una impresionante tromba de agua. Habíamos tenido suerte hasta para eso. Cuando el cielo se vació, volvimos al barco y a escasos metros volvimos a parar, en esta ocasión para hacer snorkel en lo alto de un barco hundido tras la segunda guerra mundial mientras diversos bancos de peces nos rodeaban. Si no hubiera sido porque estaba bajo el agua, se me habrían puesto los pelos de punta!
La última parada consistiría en una hermosa playita, aunque demasiado abarrotada, en una pequeña isla en mitad de la nada. Tras más de 8 horas de tour, volvimos para puerto y de ahí al hostal.
Cansados decidimos por la noche recuperar fuerzas metiéndonos un costillar entre pecho y espalda en el Carl´s bbq. Ahora sí que sí, estábamos preparados para pillar el sobre.
La mañana siguiente, teníamos previsto levantarnos a las 9 para desayunar y salir a las 10 para el puerto donde cogeríamos el barco para el Nido. Los del hotel, en cambio, tenían otros planes, y nos levantaron a las 7 por error para desayunar.
Eso había sido todo lo que pudimos sacar de Corón: el pago de un avión extra, el aterrizaje de la muerte había merecido la pena.
Datos de interés:
- Se puede comprar el billete de Corón a el Nido por internet a través de biyaheroes.com. Merece la pena comprar el fast ferry que, pese a decir que tardaba 3 horas y media, acabó durando cerca de 5.
- Entrada hot springs: 50PHP
- Tuk Tuk del hostal al puerto: 20PHP por persona
- Escalones al mirador: 740
- Precio Ultimate Tour: 1500PHP